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Por Jorge Sotero
La Habana.- El youtuber Duanys Moreno, el mismo que mantuvo a muchas personas informadas sobre lo que acontecía en el área de Supertanqueros, en la ciudad de Matanzas, cuando el incendio generado por un rayo en agosto del año anterior, nos trae ahora un documental en el que cuenta más detalles de los hechos y apunta a los culpables.
Moreno, quien tuvo que exiliarse de Cuba por la persecución a la que fue sometido por las hordas castristas, acaba de hacer público “SUPERTANQUEROS DE MATANZAS: la triste realidad de lo que pasó”, un documento que, grosso modo en algún momento y con detalles en otro, nos permite mirar con otros ojos lo que verdaderamente pasó en aquel lugar, y sobre lo cual el gobierno ya lanzó un muro de silencio total.
Tal cual cuenta Moreno, no hay -al menos que se sepa- ninguna investigación encargada por el gobierno sobre los hechos posteriores a la caída de un rayo sobre uno de los tanques. Y si investigaron, se tragarán los resultados, porque estos solo pueden lanzar más lodo sobre el accionar del régimen.
En Matanzas, más allá del accidente generado por el rayo, se violaron todas las normas de seguridad para el almacenamiento de combustible. Los responsables de garantizar la seguridad de los tanques incumplieron sus funciones y, encima de eso, los jefes que estuvieron al frente de la extinción del fuego, condenaron a muerte -tal vez por desconocimiento- a muchas personas, la mayoría de ellos jóvenes inexpertos.
Como los cubanos nunca sabremos la verdad de parte del gobierno, porque en la isla el gobierno es todo, dueño de todo, incluso de los tanques y del petróleo, lo mejor que puede hacer -y es lo que hará- será permanecer en silencio y no remover la porquería, tal cual hizo con el supuesto accidente que destruyó el hotel Saratoga y que costó la vida a casi medio centenar de personas.
La palabra accidente sirve en Cuba para todo. El avión que se cayó en mayo de 2018 fue un accidente, pero se pudo haber evitado. Sin embargo, los responsables del alquiler de la nave no pagaron, a pesar de que murieron más de 100 personas. Lo del Saratoga, para el gobierno, también fue accidental. Eso lo garantizó el presidente del país media hora después de ocurrir los hechos, cuando aún no se tenía idea exacta de la situación.
A una cuadra del lugar, solo después de echar un vistazo al sitio, el Hombre de la Limonada dijo que “fue un accidente, para aquellos que comienzan a correr bolas de sabotajes”. Al parecer, el que supuestamente manda en Cuba tiene una varita mágica que le permite saber lo que es accidental o no, pero son tantos los casos que cualquiera podría preocuparse.
Lo del Saratoga pudo ser evitable. Lo era. Solo bastaba con haber respetado las medidas de seguridad. Y lo de Matanzas, lo del rayo, no lo podía evitar nadie, pero sí todo lo que vino después, incluida la muerte de las casi dos decenas de personas.
Por la vida de esos y por los daños económicos debería pagar alguien, pero no, porque la palabra accidente lo limpia todo, como limpia las culpas por la enorme cantidad de cubanos que mueren cada día en las carreteras, como consecuencia de los huecos, la falta de señalizaciones o de los vehículos en mal estado que el gobierno permite circular.
El documental no es una obra de arte. El autor no pretende que lo sea, sino solo un documento que permite poner al descubierto las violaciones que se cometieron cuando el incendio en la terminal de Supertanqueros de Matanzas, y señalar a algunos culpables, aunque la responsabilidad, se me antoja, podría llegar más arriba y ser más amplia. Culpa en todo eso tienen también varios ministros, sobre todo los de Energía y Minas y del Interior, incluso el presidente del país. Por hechos así, en cualquier país decente del mundo, muchas personas tienen que renunciar y someterse a procesos penales, pero en Cuba no. En el idílico país que nos vende la dictadura, los accidentes pagan las culpas de todos.