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Por Anette Espinosa
La Habana.- El mandatario cubano, Miguel Díaz Canel, fue despedido en el aeropuerto por el hombre que verdaderamente manda en Cuba, Raúl Castro, quien le dio las últimas instrucciones para su visita a varios países de Europa, entre ellos el Vaticano, en medio informaciones encontradas sobre un posible encuentro con el papa Francisco.
La visita del jefe de Estado incluye el Vaticano, Italia, Serbia y terminará en Francia, donde participará, en su condición de presidente del Grupo de los 77 más china (G-77) en la “Cumbre para un nuevo pacto financiero mundial”, que tendrá su sede en París.
Desde la Santa Sede confirmaron la reunión con Francisco, quien fue operado recientemente, razón por la cual adujeron que el encuentro estaría alejado de todos los protocolos oficiales. Incluso, alegaron que se entrevistaría también con el Secretario de Estado del Vaticano, el cardenal Pietro Parolin, pero en las últimas horas la Cancillería cubana lo desmintió.
Según la Cancillería, la visita al Vaticano será privada y no se reunirá con el Sumo Pontífice, al parecer porque ambas partes no se pusieron de acuerdo sobre los temas a tratar, que incluirían la situación de los más de mil 200 presos políticos que hay en la isla desde los sucesos del 11 de julio de 2021.
En la comitiva de Díaz Canel estará el titular de Relaciones Exteriores, Bruno Rodríguez Parrilla, quien se ha visto muy desmejorado físicamente en sus últimas apariciones públicas, incluso durante la visita del mes anterior a la capital cubana de Josep Borrell, alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, se excusó para no recibirlo.
Con su visita a Europa, como es habitual en cada salida suya al exterior, hablará con sus anfitriones de los problemas de Cuba, volverá sobre la misma matraca del bloqueo e intentará conseguir alguna donación. El equipo de prensa que lo acompaña siempre intentará darle todo el bombo posible a sus gestiones para que los cubanos comunes, esos que pasan hambre y necesidades, y que sufren apagones y escaseces de todo tipo, se mantengan tranquilos, sin levantar la voz, sin reclamar nada en redes sociales.
Todo eso, en medio de una cacería de brujas enorme, de persecución a personas inocentes, que solo piden libertad y mejoras en sus condiciones de vida, y cuando la criminalidad se ha disparado tanto como la inflación, y el gobierno solo tiene medios para perseguir a una profesora que protesta en Matanzas y no para reforzar la vigilancia e impedir que los crímenes de sangre crezcan de un día a otro.
Pero mejor esperemos por las notas de las visitas del presidente, cuyos discursos lleva escritos desde La Habana, incluso las réplicas por si acaso alguien no coincidiera con sus puntos de vista. Raúl Castro fue al aeropuerto a eso, a darle las últimas orientaciones y a advertirle que no se trabe al leer y que se concentre muy bien en lo que hace o dice. Salvador Valdés Mesa y el heredero de José Ramón Machado Ventura como inquisidor del Partido Comunista, Roberto Morales Ojeda, también acudieron como testigos.