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DESPERTARSE EN LAS MAÑANAS ES GANANCIA CUANDO LOS AÑOS PESAN

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Por Carlos Carballido ()

Dallas.- La mesera de origen chino apenas habla inglés. Le expliqué a golpe de traductor de Google y algunas señas que, además de mi cuenta, me cobrara la mesa contigua a mí.

Esperé con calma que ese matrimonio de ancianos en edad avanzada terminaran, no para ver su asombro sino para tener una excusa que me permitiera hablar un poco con ellos.

En el llamado cinturón de Texas, los nativos no son dados a que un extraño pague tu cuenta. Hay tendencias en las redes sociales pero ellos aún están usando celulares de teclitas.

Me presento formalmente y, tras ofrecerles una sincera disculpa, les explico que mi insolencia era solo una manera de expresarles mi admiración por ser una pareja que evidentemente ha sobrevivido a este mundo moderno y asesino de los valores de antaño.

Llevan casados 49 años, nueve meses y algunos días. Miss Caroline Murphy lleva la cuenta aunque el Parkinson es evidente por las temblorinas de sus manos. Su esposo Shawn no tanto. Su deterioro físico y mental apenas puede discernir mis palabras con fuerte acento latino.

Miss Caroline me invita a que los acompañe al auto con pasos extremadamente lentos, mientras sostiene a su esposo apoyado en un andador. No entendí cómo ella puede manejar a esa edad:

– He tenido problemas porque no quieren renovar mi licencia. Pero tengo que desafiar eso porque me niego a que mi esposo tenga que ir a un Senior Care Center. Me tiemblan las manos pero he buscado estrategias para que eso no me impida cuidar a mi esposo.

Nacieron en Arkansas en una época en que en ese estado, junto a Oklahoma, preferían ser llamados texanos. Dedicaron toda su vida a consolidar un matrimonio del cual salieron cuatro hijos y una decena de nietos y bisnietos. Trabajaron duro. Ella enfermera y Shawn en los campos petroleros que doblaron y encallaron cada hueso de su espalda . Dejaron a cada descendiente un patrimonio labrado. Pero los años finalmente se agolparon con asco y saña.

Viven en un edificio contiguo al Royal Chinese and Mongolian Buffett de Rowlett, solo para adultos mayores. Una vez al mes vienen aquí y se desquitan comiendo varias veces las cosas que no pueden darse el lujo de comprar en el mercado. Sus pensiones no son suficientes. Sus hijos tampoco tienen “el tiempo” para ocuparse de ellos. Digámoslo asi.

– ¿Tienes hijos?

– Sí, Miss Caroline. Una hija que ya acaba de cumplir 18.

– Bien por ti. Te ves joven aún. Nunca dejes que la vejez acabe con tu salud por estar ocupado en los demás. Debes esperar la muerte físicamente tan fuerte como puedas porque desde que los hijos levantan vuelo, nos toca andar solos por nuestra cuenta y entonces es cuando entiendes que tu mayor ganancia es abrir los ojos cada mañana. Ahh – me dice estrechando su mano llena de huesos y temblor- y pese a todo, que nunca falte tu sonrisa. Solo así alguien se animará a pagar tu cuenta mientras te vea comer con lentitud. Por cierto, este mes podremos venir otra vez aquí.

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