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DEL IDIOMA: VIEJO VERDE

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Por Rolando Feitó

Novossibirsk.- Según la Real Academia de la Lengua, el viejo verde es la persona que conserva inclinaciones galantes o apetitos carnales impropios de su edad.

Ser un viejo verde, allá por el siglo XVI, era muy satisfactorio. Esto se debía a que con ello se quería decir de una persona que conservaba su buena salud y vigor.

Dicen los chismes históricos (a mí no me crean) que al primero que le dijeron viejo verde con el sentido que hoy conocemos fue al rey Enrique IV de Francia (1553-1610). Era el mismo autor de la frase «París bien vale una misa». La pronunció tras renunciar al protestantismo y convertirse al catolicismo para poder ser rey.

Dicen que en general, fue un monarca querido por el pueblo. Logró cierta estabilidad dentro de sus fronteras. No obstante, con el tiempo, sus intereses se ampliaron a otros menesteres. Tanto que en París fue corriendo el rumor de que el soberano sentía debilidad por un parque en la parisina Isla de la Cité.

Allí, decían las malas lenguas, pasaba las horas vestido de verde. Este era un color que sentía que le favorecía notablemente. Disfrutaba de la compañía de una gran cantidad de chicas muy jóvenes.

Este chisme se extendió de forma considerable por la sociedad gala, que empezó a referirse a Enrique IV de Francia con este despectivo nombre.

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