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¿DEJÓ SECUELAS DEL 11 DE JULIO?

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Por Jorge Sotero ()

La Habana.- El 11 de julio de 2021 no fue un día cualquiera. El régimen sabe que ese día se puso la primera piedra de algo muy importante, cuyas secuelas marcan el devenir de los cubanos y la actuación del gobierno, en su papel de represores, que es lo que han sido desde antes y también después de esa jornada gloriosa.

Para el cubano común, el 11 de julio fue un día de fe, de resurrección. Fue un momento de esperanzas. Muchos creyeron que el levantamiento espontáneo, a mano limpia, iba a obligar al castrismo a irse. Y aunque no ocurrió, la ilusión y la posibilidad de que vuelva a ocurrir, anida en el pecho de cada cubano honorable.

Desde el 11 de julio, los cubanos saben que es posible. Se dieron cuenta de que el pueblo tiene una fuerza enorme, tan fuerte como un tsunami, que es capaz de barrer con todo. Y ese día aprendieron también que la próxima vez no puede haber regreso a casa. Cuando el pueblo vuelva a salir, será para terminarlo todo de una vez.

Y el gobierno también sabe que no fue un día cualquiera. Y desde entonces, el miedo los corroe, no los deja dormir, no les permite estar tranquilos, al extremo de que ya no saben qué va a inventar, qué van a hacer, para evitar el segundo y definitivo levantamiento.

Ese día, Díaz-Canel tuvo diarreas, le subió la presión, y Raúl Castro le comentó a su familia que si querían, se podían ir. Les dijo que tomaran un avión y se largaran, que él estaba viejo y le daba lo mismo.

Ese día y los siguientes, y durante muchas semanas, la represión fue brutal. Encarcelación de cualquiera que tuviera un poco de liderazgo, torturas hasta a menores de edad, exhortaciones a abandonar el país, so pena de ir presos, a la mayoría de los participantes. Y miedo, mucho miedo.

El 11 de julio sembró ilusión y esperanzas en el pueblo y llenó de miedo al gobierno. Desde entonces ambas crecen de forma proporcional: el pueblo sueña más con el momento de ser libre y los gobernantes tienen cada vez más miedo. Están aterrorizados.

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