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CUENTA LA LEYENDA…

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Por Irán Capote
Pinar del Río.- Cuenta la leyenda que con tres pesos cubanos comprabas cinco masarreales en algún Centro de Elaboración o en las Dulcerías estatales. Y que unas panetelas de a peso, largas y flacas como un pedazo de tabla, costaban solo un peso y que mataban el hambre de muchas familias humildes.
Cuenta la leyenda que usted cogía un cuarto de aquella panetela dura y seca, le abrías a la mitad, (quitabas algún que otro gorgojo y algún que otro turroncito de bicarbonato) y le metías lo mismo una embarrada de mermelada, que un dulce de guayaba o un poco de dulce de coco. Y luego te tomabas un vaso de agua.
Aquello se hinchaba en la barriga como una esponja. Y remedio santo para el hambre hasta la hora de la comida.
Desaparecieron en algún punto histórico entre la Batalla de Ideas, la Revolución Energética, el reordenamiento y la dolarización de la economía.
Queridos masarreales, panetelas de a peso, gaceñigas y calzos de guagua: Cuba les extraña.
No sé a ciencia cierta qué pasó con los Centros de Elaboración. Imagino que lleven años haciendo el balance y pagando las MTT, al menos.

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