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Por Arnoldo Fernández ()
Contramaestre.- Mientras los ojos del país, y de una buena parte del mundo están en Guantánamo, no han cambiado mucho las cosas para «los de abajo» (frase de Mariano Azuela).
Se restableció el sistema, bien, bravo por los sacrificados que lo hicieron posible; pero «los de abajo» seguimos en las mismas, condenados a larguísimos apagones, es una incertidumbre colosal donde no es posible que florezca ninguna vida espiritual.
Son muchas las privaciones materiales, muchas, es imposible esperar algún tipo de mejoría viviendo así, y la vida está sujeta a un dilema: emigrar o morir.
Los más jóvenes lo tienen claro, el resto no tiene ninguna esperanza. Los de abajo necesitamos creer, tener fe, imaginar un mañana benigno donde sea posible una vida con propósito.