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Por Carlos Cabrera Pérez
Majadahonda.- La General Contralora, Gladys María Bejerano Portela, que durante catorce años fue la bala de plata de Raúl Castro para acabar con corruptos de baja intensidad, se creyó blindada y no tuvo peor ocurrencia que reconocer públicamente lo que muchos cubanos ya saben: Gaesa está por encima del bien y del mal; y por si no bastara, aclaró que la investigación contra Alejandro Gil no partió de su oficina.
EL VIGÍA DE CUBA habló con diferentes cargos y ex responsables del partido y el gobierno de la isla sobre el cese de Bejerano Portela y, con sus testimonios, ha reconstruido su caída en desgracia y su trayectoria, donde se ganó el nombrete de La chapeadora.
Portela Bejerano llegó a sentirse incómoda con la inmunidad de GAESA y confirmó, nada menos a una agencia de prensa extranjera, que la Contrainteligencia mató civilmente al ex ministro de Economía; reforzando una filtración anterior de que incluso el presidente Díaz-Canel estaba al margen del gardeo de los trincas sobre Alejandro, a quien felicitó públicamente, vía X, por su cumpleaños, horas antes de que fuera becado en el único colegio que la revolución convirtió en cuartel: Villa Marista.
Una de las fuentes consultadas precisó que el truene de Gladys María obedeció también a «un cúmulo de irregularidades y corrupción detectados en Cienfuegos, que ella no descubrió a tiempo», y provocó la destitución de varios dirigentes y de los delegado y subdelegado del Farint en la surcentral provincia cubana.
El escándalo de Cienfuegos parece tener ramificaciones con empresas privadas y con dirigentes nacionales; pero estos extremos no han podido ser confirmados.
Toma 1.- 19 de mayo (día martiano). Bejerano declara a la agencia española EFE que el complejo militar-empresarial-financiero Gaesa no esta bajo su supervisión, porque cuenta con unas “disciplina y organización superior” y que la Contraloría concentra “fuerzas donde hacen falta avances”.
La repercusión en el extranjero fue inmediata; incluida la aclaración de que la cacería del entonces ministro de Economía no fue instigada ni ordenada por ella. Cualquier coincidencia con el suicidio de Martí, al galopar en campo abierto y sin experiencia combativa, es puro azar.
En la fatídica entrevista, Bejerano Portela confirmó un secreto a voces, en Cuba mandan los guardias del Farint, incluso por encima del partido comunista, el gobierno y la justicia. ¡Muerte súbita! y mucho con demasiado para el corazón del anciano general con el pie en el estribo, que bajó el pulgar.
Toma 2.- 19 de julio (día sandinista). El presidente Miguel Díaz-Canel designó como nueva contralora general de la República a Mirian Marbán González; en sustitución de Gladys Bejerano. a la que sepultó con un epitafio tan castrista como el usado contra Che Guevara: “Su comportamiento ético y revolucionario es un ejemplo de militante comunista para todos”.
A partir de ahora, las niñas y jóvenes federadas podrían adoptar el lema de ¡Seremos como La chapeadora!; más que nada por el lenguaje inclusivo y evitar la masculinización de consignas.
¿Cómo es posible que la revolución prescinda de su Eliot Ness, en medio de tanta corrupción y cuando la atribuida al ex ministro de Economía «supo a traición»?
La excusa oficial sonó a baba sin quimbombó, la compañera Gladys María pasaría a la ECOTRA (Empresa Consolidada de Otras Tareas Revolucionarias) «como parte del proceso de renovación de los cuadros».
La Constitución cubana establece los 70 años, como límite para desempeñar cargos públicos, pero en la práctica es letra muerta porque varios dirigentes sobrepasan esa edad.
Bejerano Portela tiene 77 años y llevaba 14 como la Ágatha Christie del tardocastrismo; los tres principales jefes del FARINT; y por tanto de Gaesa, suman 250 años y llevan 65 en diferentes cargos, pero a salvo de la ofensiva rejuvenecedora.
PERIÓDICO DE AYER Y SUDÁFRICA EN EL HORIZONTE
El truene de Bejerano se celebró con discreción, pero alegría en el mundo empresarial del fallido estado cubano porque ella fue martillo de herejes intermedios y cortesana complaciente con los poderosos; excepto una mañana en que el café del Palacio de las Convenciones no le cayó bien e insinuó al comandante de la revolución Ramiro Valdés que había detectado problemas en una de sus empresas, a lo que el aludido, 92 años y 65 al bate, le refrescó la memoria: Gladys, acuérdate que aquí el policía soy yo y la obediente compañera se hizo un Pedro Navaja, no hubo preguntas, no hubo curioso, nadie lloró…
Pero no solo los empresarios estatales celebraron la caída de Gladys María, sino también cuadros intermedios del partido comunista y la administración que la bautizaron como La chapeadora, desde que llegó a La Habana, procedente de su natal Pinar del Río, y por motivos conyugales.
Su marido; ya fallecido, fue promovido a jefe de cuadros de CUBALSE -empresa engullida por Gaesa durante el raulato- y ella llegó a la capital donde el entonces jefe del partido, Jorge Lezcano Pérez apostó por ella como miembro de su buró provincial, donde intentó serrucharle el piso a todo el mundo y flirteó con la posibilidad de ser nombrada segunda secretaria.
Pero su sueño capitalino se frustró porque el comandante en jefe se había fijado en las cualidades de Glenda Azoy, una mulata que quitaba la corisa, y que tenía trayectoria como dirigente municipal en Lisa y Playa; méritos que no poseía la aspirante pinareña.
El maleconazo de 1994, que generó la estampida de 32 mil cubanos balseros hacia Estados Unidos, provocó la caída de Lezcano y su sustitución por Esteban Lazo Hernández (80 años y 65 como bateador designado en diferentes novenas).
Junto con Lezcano cayeron entonces otros seis dirigentes provinciales y el entonces alcalde de La Habana, Pedro Chávez, que se jubiló cuidando el reloj de la Quinta Avenida.
Lazo formó equipo y Gladys Bejerano saltó al gobierno, donde ocupó diversas responsabilidades en el área económica y trató de desplazar; sin éxito, a la entonces ministra de Auditoria y Control, Lina Pedraza; hasta que Raúl Castro, su hombre pródigo, la santiguó para que coronara como jefa de los vigilantes de la Playita de 16 y aledaños; persiguiendo a vaciladores de bajo perfil porque su misión era jugar con la cadena, pero sin molestar a los monos sagrados.
Jubilada, viuda y con 77 eneros en sus costillas, es probable que su próximo destino sea como feliz abuela en Sudáfrica, donde reside su hijo médico, favorecido por la petición de Nelson Mandela a Fidel Castro para que los médicos cubanos, que entonces prestaban sus servicios en el país africano pudieran llevar a su familia y quedarse allí; a salvo de la OFICOLA y apagones.
Mientras, Gladys María Bejerano Portela transita por los inescrutables caminos de la ECOTRA, deja en el aire varias interrogantes:
¿Qué habrá pasado por esa cabeza auditora para conceder una entrevista a EFE y meterse con los intocables?
¿Fue inspiración propia, motivada por un ataque de conciencia?
¿Consultó con el presidente y Morales Ojeda lo que debía y no debía decir?
¿En qué momento fatídico creyó que el blindaje de papá Raúl era infinito?
¿De veras se creyó que estaba a salvo del machete verde oliva porque el general con un pie en el estribo bromeó sobre la ilusión pasajera de los jodedores ante su medida activa; insinuando la desaparición del órgano de control y auditoría, para seguidamente anunciar que lo convertía en ministerio?
La ya ex contralora es regla y no excepción porque el castrismo es una máquina eficaz de moler carne humana; aunque muchos crean que son útiles hasta después de muerto; sin percatarse que viven rodeados de muertos en vida, abandonados a su mala suerte, y como zombis vagan por La Habana con gorra y jabitas de forrajeo contra el cruel e inhumano bloqueo imperialista.
Los más afortunados de la ECOTRA han desembarcado en playas más amables como España o Miami; la obra más perfecta del comandante en jefe; pero Sudáfrica puede ser un buen abrigo para la compañera Gladys María, a quien Cuna siempre agradecerá su sinceridad suicida; tras creerse el cuento de que revolución es no mentir jamás.