Por José Luis Tan Estrada
Camagüey.- Llegamos hasta Siboney, un poblado perteneciente al municipio de Sibanicú, de la provincia de Camagüey. Un pueblo fantasma, a pesar de tener una mole gigante de hierro que muele caña y hace azúcar. Bueno… ¿qué caña? Este lugar es uno de los tantos Chernobil que tenemos en Cuba.
Alrededor de 10 familias envueltas en pobreza, tocamos con amor y empatía. Olvidadas por el propio gobierno, responsable de velar por su bienestar social.

En el camino nos topamos con Eugenio, de 76 años de edad. Tiene una pensión de 1500 pesos, por lo que está obligado a chapear en las fincas, a pesar de haber trabajado por más de 40 años en la agricultura.
Eugenio fue nuestro GPS y nos orientó a qué familias más necesitadas debíamos ayudar
Esto del campo tiene lo suyo, y más cuando ni tres doctorados te sirven para cerrar un «rastrillo», hasta el punto de romperse tus segundos ojos, mis espejuelos.

Sol, cansancio, sed, un poco de hambre, pero al final vale la pena. Siempre con el temor y la preocupación de que apareciera algún Cristian, pero el deseo de ayudar es mucho más fuerte
Gracias miles a los que se sumaron a esta aventura que, por razones obvias, no digo nombres.
*Lamentablemente, en el poblado nos dijeron que en el Central entraron a røbar azúcar ante el déficit de esta, y uno falleció en el intento.
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