Enter your email address below and subscribe to our newsletter

¡¡CONDONES!!

Comparte esta noticia
Por Gretell Lobelle ()
Mantilla.- Que escasean los vegetales y las frutas, no importa. Es más, ni estamos en temporada. Vaya, una hasta puede vivir sin comerse un mango o un mazo de habichuelas. El macho está por las nubes, eso mejor ni que te pase por la cabeza, pero que escasee el Vigor y hasta los Momentos, eso sí ya es lo último de los muñequitos.
El otro día fui a una mesita de vendutas, la de los particulares, y había, del sin fin de cosas, Momentos. Le pregunto a la mujer, por curiosidad, cuánto costaba la cajita, se me activó por reflejo visual el deseo y la precaución. Esa cajita de cuatro condones en la gama de productos son lo peor. Usted se enreda en un momento y créame que tiene que terminar el acto con el ventilador fijo en su fundamento. Eso sin contar que se rompen de solo mirarlo o quedan atrapados en lo profundo de la vagina y allá va usted a sudar frío y a buscar en lo más recóndito de su sendero luminoso. Fijarse en una caja de Momentos es lo más bajo que una puede caer.
La señora inexpresiva, me suelta laxa en mi cara: 350 pesos. Los más malitos del mercado tienen ese precio. Como están las cosas son barato, pero ya saben el dicho de que lo barato resulta muy caro. Entonces me giro pa unos sueltos con cierta presencia, que no tienen aspecto de ser chinos (que mal me caen los chinos) y ella muy circunspecta con desdén me dice que esos son a 150.
Yo ando un poco incómoda porque esa condená es lo más cerca que hay de bajarte la líbido, de asesinarte el palo aún sin ser ejecutado. Nadie tan sin gracias debería vender condones. Me digo, Gretel, son tiempos de paciencia, y respiro hondo. Leo, compruebo lo que dice de látex y tal, yo por alergias, hasta en la tota y le pido cuatro. Ella abre los ojos como si a mí me estuvieran saliendo tres cabezas más.
¿Por Dios está mujer que cree que es templar? Imagínate que usted tenga en la vida un solo condón y tenga que jugar como cuando adolescente con una florecita, arrancando pétalos: me la meto, no me la meto.
Ay madre, que tristeza la de este pueblo. El pensamiento de una nación convertido en comida y medicina. Ya sé, ya sé que una puede vivir sin templar pero sin comer no, pero es que si usted no le da alegría al cuerpo, usted se vuelve un ser retorcido. Mira como hay gente rancia, con mal carácter, inmetible. Si lo dice el refrán, no yo: no solo de pan vive el hombre.
Sigo mi camino, esa mujer mal templá a mí no me va a molestar. Si algo he aprendido en estos días que corren es a cerrarme a la gente tóxica. Mis cuatro condones para mí no son suficiente. No me gusta escatimar en cuestiones de tatami. La verdad que tener round preconcebido es lo más anti líbido que existe.
Me imagino un palo que no existe con un amor tras frontera, sin contar un vinito para acompañar, que es lo que a mí me gusta. ¿Vinito? Ah, no mi china, ya tú quieres mucho. Ahí si no te tires trigueña, porque el vino es por MLC carísimo y malo.
Caballero, ¿pero a dónde nos piensan llevar esta gente, hasta con el arte amatorio? A esta altura ni sé por qué me dio por comprar condones. Al final yo ni jevo tengo. Esos prontos míos, esa fe en la utilidad de la virtud, ese creer mío que en esta isla usted puede ir por la vida como una mujer normal, responsable y satisfecha.

Deja un comentario