
CASTRO ESTÁ DISPUESTO A SACRIFICAR A MILLONES DE VIDAS PARA CONSERVAR EL PODER
Por Joel Fonte
La Habana.- Los bolcheviques, cuando aún eran solo un partido político en contra de la monarquía del Zar Nicolás II, tras la revolución de octubre del ’17, tomaron el control del gobierno, y de Rusia, y tenían a la familia del Zar -los Romanov- encarcelados en una casa de Ekaterimburgo.
Entonces, en una mañana de julio de 1918, los hombres de Lenin llevaron al Zar, a su esposa, a su hijo, a sus cuatro hijas, y a sus sirvientes hasta el sótano de la casa, donde los asesinaron.
En esa pequeña imagen histórica descansa la esencia del régimen comunista, de una ideología que pregona la humanidad, la solidaridad, la hermandad, la unidad para alcanzar la más plena igualdad; una ideología que nos invita al sacrificio para alcanzar el bienestar futuro para todos a través del duro trabajo, pero que no es más que una falacia, un engaño, un embuste que busca aniquilar la individualidad del hombre, borrarlo como persona para disolverlo en una masa acrítica e inmovilizada llamada eufemísticamente ‘pueblo’ que luego pueda ser arreada, conducida por un todopoderoso y omnipresente Estado, controlado a su vez por un único Partido que, en nombre de ella, violará todos sus derechos, y conducirá a esos seres humanos a una vida de permanente esclavitud.
Esa agónica realidad es la que hemos sufrido los cubanos por unos largos y asfixiantes 65 años.
Conocimos la llegada al Poder de un hombre que pregonaba libertad, igualdad, democracia, derechos, que decía no ser comunista a la vez que condenaba esa ideología, y que así ganó la buena voluntad de una nación que sangraba bajo otra dictadura, la de Fulgencio Batista; eso para solo unos meses después imponerse esa ideología perversa a millones de cubanos e ir gradualmente aniquilando todo aquello que le era obstáculo para su sed siempre insatisfecha de Poder, de Gloria; su sed de autoritarismo.
Su hermano Raúl Castro, que nunca poseyó la astucia pérfida de su maestro, se aferró todavía con más obsesión al Poder al saberlo su única vía de salvación tras tantos crímenes, tantas deudas con la nación que su apellido ha hundido en la prehistoria, y ahora estamos viendo hasta donde está dispuesto a llegar.
Cuba está hoy ante dos umbrales: la salvación, a través del coraje definitivo de sus mejores hijos, o perecer bajo esa enferma voluntad de aniquilamiento castrista de todo lo que suponga Libertad.
Decidamos, y obremos.