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Por Yoyo Malagón ()
Madrid.- Los servicios médicos del Real Madrid volvieron a hacer magia o poco menos, porque el centrocampista francés Eduardo Camavinga ha vuelto a entrenarse con sus compañeros, apenas a ocho días de haberse lesionado y no en tres semanas, como se creía al principio.
El de Camavinga ha sido el enésimo milagro del cuerpo médico del equipo blanco, y, cuando más, estará a las órdenes de Ancelotti para jugar en dos semanas, y no en tres.
En Valdebebas aún no se convierte el agua en vino, pero sí se acortan plazos de manera fascinante. Hay trabajo, mucho trabajo detrás. En la sombra. Pero también una estrategia comunicativa con tendencia a inflar diagnósticos. Mejor decir una cifra y que acabe siendo menos, a lo contrario. Es lícito, pero salta a la vista.
El último caso ha sido el de Camavinga y su rotura: de tener que pasarse tres semanas en el dique seco y estar en peligro el derbi (8 de febrero, 21:00h), a tocar balón en ocho días y aspirar al Brest.
El volante francés se lesionó ante el Celta, el 16 de enero, jueves, en partido en el que fue suplente, salió en el 70′ y terminó en pesadilla. Porque un error suyo propició el 2-1, pero, sobre todo, porque en los minutos finales notó un pinchazo en el bíceps femoral izquierdo.
En caliente, pudo seguir. Pero cuando la zona se enfrió, se descubrió que sufría una pequeña rotura. Directo a la enfermería y tres semanas de baja. Entonces quedaban 22 días para el derbi, por lo que el runrún estaba servido. Muy justo. Pero al final, llegará muy relajado.
Sin embargo, ocho días después, en la sesión de entrenamiento de este viernes, en la sesión de ayer, cuando desvió las miradas de los medios de comunicación: mientras sus compañeros entrenaban en el campo 4… él lo hacía en el anexo. Ahí estaba, Camavinga.
El francés entrenó sin problemas. Corrió, esprintó, saltó y golpeó balón. También hiso pases en corto, arrancada, pase en largo y galopada. Sonrisa y choque con el readaptador. Muy buenas sensaciones. Sólo habían pasado ocho días de su rotura, pero ya estaba golpeando. Pidiendo paso. Estar en Valladolid era una utopía, pero se le puede considerar ‘duda’ contra el Brest. Y eso, teniendo en cuenta el diagnóstico inicial, es admirable.
Si al final llega, supondrá haber regresado 13 días después de su lesión. Ni dos semanas. El plan es que aún realice un par de entrenamientos individuales y que lunes-martes, si las sensaciones acompañan, haga las sesiones con normalidad y ejerzan como test para saber si puede jugar.
Lo que está prácticamente descartado es que sea titular, pues hay compañeros con más ritmo competitivo, pero Camavinga aspira a viajar. A estar disponible. Y quién sabe si a jugar algunos minutos. Para la siguiente jornada de Liga, ante el Espanyol, llegará seguro.
(Con información propia y de AS)