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Por José Luis Tan Estrada
Camagüey.- La Sala de Cirugía del Hospital Provincial de Camagüey enfrenta una situación que, según denuncian pacientes y acompañantes, roza lo inhumano. La falta de insumos básicos, la escasez de medicamentos y el deterioro higiénico del área, convierten cada ingreso en una prueba de resistencia para quienes dependen del sistema de salud pública.
Solicitar un apósito o cualquier material de cura se ha vuelto una odisea. “Pides un apósito y no hay; material de cura, nada. Si la enfermera de curas se va, muchas veces no queda ni una torunda para canalizar una vena”, relata una fuente desde la propia sala.
El estado de los baños tampoco escapa a las quejas. La limpieza, afirman, muchas veces depende de los reclusos que trasladan para realizar labores de higiene. Una vez terminan su jornada a las 4:00 p.m., no queda personal que mantenga las condiciones mínimas de salubridad, lo que deja el lugar al borde del abandono. A esto se suma la falta de cuidados de algunos acompañantes, lo que agrava el panorama general.
Pero el problema más grave sigue siendo la falta de medicamentos. Pacientes aseguran que antibióticos esenciales como la ceftriaxona o el rocefin simplemente “no existen”. Y cuando un enfermo o familiar logra comprarlos por su cuenta, el hospital impone obstáculos burocráticos: consentimientos, firmas y procedimientos que retrasan el tratamiento. “Casi parece que prefieren que el paciente se muera”, lamenta una acompañante.
El dolor tampoco puede esperar, pero en la sala no hay ni analgésicos básicos. Si un familiar no trae diclofenaco, dipirona u otro calmante, el paciente debe soportar las horas sin alivio.