Tomado de Historias de la Literatura
La Habana.- Balzac, antes de ser el escitor consagrado que posteriormente fue, vivía en una buhardilla sin calefacción y con pocos muebles en un barrio humilde de París.
Estaba siempre endeudado y perseguido por sus acreedores. En una ocasión uno de ellos, harto de no cobrar, le increpó:
– Mire señor, mañana debo pagar una deuda muy importante y le agradeceré mucho que tenga a bien pagarme usted hoy.
Balzac fingió sorpresa y le contestó:
– ¡Muy bonito, usted se dedica a contraer deudas y viene a mi casa con la intención de que yo se las pague!
En otras ocasiones, para conseguir una prórroga, Balzac inventaba la muerte de un tío el cual le había dejado su riqueza en herencia, diciendo:
– ¡Ayer en la noche, mi tío y yo pasamos a mejor vida!
Una obra que no se suele incluir dentro de las obras completas del autor: «El arte de pagar las deudas y de satisfacer a los acreedores sin gastar un céntimo», es un manual que explica cómo pagar a los acreedores sin soltar un sólo céntimo, basado en las experiencias del propio Balzac.
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