ANTONI DOMÉNECH, A SIETE AÑOS DE SU MUERTE
Por José Walter Mondelo ()
La Habana.- Hace siete años que nos dejó Antoni Domènech, insigne filósofo, profesor y traductor, cumbre de la filosofía política en lengua española, fundador y editor general de la revista Sin Permiso.
Autor de un libro capital en la filosofía política del siglo XXI: El eclipse de la fraternidad, su legado es sencillamente inmenso.
A modo de modesto homenaje, comparto estas palabras, con las que recordó a su maestro Manuel Sacristán, y que resumen también su propio pensamiento.

«Cuando como Heidegger (y los nazis) se rechaza la idea normativa de que la búsqueda de conocimiento básico o fundamental debe tener el fin en sí misma y de que la vida académica debe de gozar de amplia autonomía respecto de las fuerzas del estado o del mercado, la inevitable consecuencia es el descrédito de la «verdad»: no siendo la «verdad» sino lo que presta el mejor servicio al fin propuesto, la «verdad» se torna relativa a ese fin.»

«Hay que reparar en eso: en todas las variantes concebibles del relativismo, la «verdad» es siempre servicial; no vale por ella misma, sino sólo por algún servicio que presta a otra cosa, no importa si a una voluntad de poder (como querían Calicles y su tardío discípulo Nietzsche), a la elucidación y construcción de un sentido de la existencia o a la custodia del Ser (como quería Heidegger), o a la utilidad (como han querido los pragmatistas, desde William James a Richard Rorty, éste último, por cierto, un admirador de Nietzsche y de
Heidegger).»
«Todos los totalitarismos de la pasada centuria el nazi-fascista y el estalinista del segundo cuarto del siglo XX y el neoliberal del último cuarto se han apoyado de uno u otro modo en filosofías relativistas: en filisteísmos epistemológicos o éticos.»