Por Gretell Lobelle
Matanzas.- Cuando niña pasaba mucho tiempo entre la Gener y del Monte y la Farmacia. La Gener por sus libros, olores a papel y aquel edificio que me parecía inmenso, enorme. Yo me perdía por horas en la aventura del lugar y la lectura.
La farmacia donde cada pieza me resultaba un tesoro. El espíritu del XIX que siempre me ha envuelto por ser una época hermosa, gloriosa de esta ciudad. Yo veía o ponía en mi cabeza personajes que me acompañaban hasta la hora de volver a casa.
Después de años, y un recuerdo desvanecido, he vuelto a entrar en la farmacia, con ojos del bibliotecario que sabe tiene ante sí, objetos_información evidencial como pocos conservados en esta isla, sin apenas intervención. He descubierto herramientas y artefactos que representan procesos epocales y principios de los que nunca fui consciente.
Hoy he vuelto a sentir esa emoción de pecho que ya poco se abraza y ha sido grato. Un sitio solo para mi y una señora amable que me mostró con paciencia cada pieza y me permitió cada expresión desmedida de otra primera vez.
El arte de vivir encontrando placer y la serenidad en cada instante que me regalo rondan estos días. Revisitar Matanzas de aniversario, con la sensación que soy mucho, sustantivamente, esta ciudad.
*La Bottica Francesa, fundada el 1 de enero de 1882, por los doctores en Farmacia Juan Fermín Figueroa y Ernesto Triolet conserva sus colecciones originales y es la única del mundo.
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