Enter your email address below and subscribe to our newsletter

Comparte esta noticia

Por Alina Bárbara López Hernández

Matanzas.- Lo que ocurre con William Sosa resulta rarísimo. Es cierto que en Cuba cualquier persona puede sufrir la vulneración de sus derechos; ser citada, advertida y amenazada sin estar sujeta a una acusación formal. Cuba no es un estado de derecho, sino un estado dictatorial y policial.

En tal sentido, no me asombra la citación al empresario residente en Las Tunas y conocido desde que en la etapa de la pandemia, el noticiero de televisión reconociera su altruismo por apoyar desinteresadamente desde el sector privado.

Aunque hacía críticas y propuestas muy interesantes y fundamentadas, Sosa nunca se mostró públicamente frontal al sistema político. La cosa no va por ahí.

Algo no concuerda acá. No es común que alguien quede detenido tras ese tipo de «entrevista». Mucho menos que, ya detenido, se considere su expediente como de información «clasificada y secreta» para prohibir el acceso a su abogada.

Alguien está muy molesto en las alturas y es importante saber por qué. ¿Qué pudo criticar o decir William Sosa que molestara hasta ese punto?

Si la cuestión no es política, debe ser económica. Y Sosa no está acusado de corrupción, sino de hablar de cosas para las que «no está facultado», según se lee en el acta de advertencia.

¿De qué habló que asustara tanto a alguien con poder suficiente como para detenerlo, aislarlo e impedir que sea defendido con acceso pleno de su abogada al expediente?

Díganme alarmista. Es muy posible. Ojalá me equivoque, pero creo que ese compatriota corre peligro. Sigan atentamente su caso.

Deja un comentario