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Jonathan Yong Kim nació en Los Ángeles en 1984, hijo de inmigrantes surcoreanos que soñaban con una vida mejor.
Creció tímido, inseguro, pero con una determinación que aún no sabía nombrar. Tras graduarse de la preparatoria, se alistó en la Marina. Ahí comenzó la primera de sus vidas.
Como SEAL, participó en más de cien misiones. Fue rescatista, francotirador y explorador. Vio el miedo de cerca y también la valentía. Pero sobre todo, vio el valor de quienes curaban. Entre la pólvora y la sangre, comprendió que salvar una vida requería más coraje que quitarla.
De regreso a casa, cambió el fusil por los libros. Estudió matemáticas en la Universidad de San Diego, y luego medicina en Harvard, donde se graduó con honores. De soldado a doctor. De las trincheras al quirófano.
Pero su historia no se detuvo ahí. En 2017, la NASA abrió una convocatoria para astronautas. 18.000 personas aplicaron. Solo 12 fueron elegidas. Entre ellas, Jonny Kim.
El mismo joven que un día dudó de sí mismo, ahora entrenaba para volar más allá de la Tierra. Para mirar el mundo completo desde el silencio del espacio. Hoy, Jonny es médico, militar condecorado y astronauta.
Su nombre está inscrito entre los pocos humanos que pueden viajar a la Estación Espacial Internacional, la Luna… o incluso Marte.
Un hombre, tres vidas. De la oscuridad del combate a la luz de las estrellas. Jonny Kim no solo cambió su destino: demostró que ningún origen define lo que uno puede llegar a ser. (Tomado de Datos Históricos)