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El espectáculo del derrumbe

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Por Hermes Entenza ()

Núremberg.- He perdido la cuenta de los funcionarios de alto rango que han explotado desde el 1 de enero de 1959. El historial está colmado de generales, cancilleres, primeros secretarios, dirigentes nacionales de la UJC, mamalones del partido y del gobierno.

Todos, en algún momento específico de la retorcida historia «revolucionaria», sin mucho protocolo, han pasado a ser fantasmas para la sociedad. Después, al cabo de los meses, nadie se acuerda de estos mongólicos, y la vida continúa con la misma cadencia infernal, con mil efectos de luces enceguecedoras habilitadas para el entretenimiento popular, con mil artilugios hábilmente creados con el objetivo de mantener al país bajo un bombardeo de información, falsa a veces, otras verdadera, pero sin importancia real.

El objetivo es entretenernos, desviar nuestra mente para que no lleguemos nunca a la conclusión de que el tronco está podrido, y creamos que solo algunas ramas padecen la infección y pueden ser cortadas de un machetazo, y ya.

Pero ahora aparece este nuevo escándalo, este nuevo performance o espectáculo circense, no sabemos aún a cuál disciplina pertenece. Como quiera que venga, ya hemos pagado la entrada, y carísima.

Una caída estrepitosa

A ojos vista, creo que será algo gordo por muchas razones: Por primera vez en la historia de esta «jodienda» que lleva seis décadas y pico, estamos viviendo la caída del tercer jefe, imputado de espionaje, entre otros pecados. Han caído cancilleres, militares y gente empoderada, pero nunca por un delito tan peligroso; además, esta vez sucede en un momento de clarísima fractura económica y moral de ese engendro creado por la fuerza que llamaron desdichadamente Revolución.

La crisis económica, aunque sea la que más nos duela, es nada comparada con la implosión ideológica y la debacle moral de los altos dirigentes cubanos, que es, a propósito, la causa del hambre y la miseria.
Cuba se ha ido pudriendo de forma aberrante, de manera que causa asco ver a los gobernantes carentes de herramientas éticas para enfrentarse a un pueblo que ya no los quiere, que ha perdido la esperanza después de décadas de mentiras, promesas torpes, y bafles con discursos pedestres y música bailable.

Pagamos la entrada al show, y promete ser interesante.

Ya comenzó hace par de días con la aparición de Laura María, la hija de Alejandro Gil, pidiendo transparencia, y asegurando que confía plenamente en la justicia estatal.

Pero la gente es hábil, y han salido a la luz muchos post de la muchacha, donde pidió sangre el 11 de julio del 2021.

Hay una foto rodando en las redes de la jovencita atragantada con un sándwich casi tan grande como los que come Lis Cuesta, casi tan grande como la panza de Marrero.

Vamos, muchacha, yo te entiendo, es tu papá, el que te dio poder y facilidades para vivir como una habanera–londinense; pero tu viejo arrasó con el alma de los cubanos, aunque es claro que no lo hizo él solo.

No uno, que caigan todos

Cuando el juicio de Ochoa no pasó nada, porque todos teníamos un candado en la boca y carecíamos de información; hoy lo sabemos todo. Ahhhh, Fidel Castro, carajo, debes estar revolcándote en el peñasco, gritando: ¡Coño, les dije mil veces que no le dieran la Internet al pueblo tonto, porque se le quita la tontera!

Así viene el espectáculo, pero hay más. Este escándalo de Gil puede ser como el huracán Melissa, que pasó y dejó un caos brutal. Habrá que ver si el cinturón de hierro del Comité Central aguanta este categoría 5.

Para empezar, sería bastante ridículo e inmoral que lleven al cadalso solamente a Gil. Todo depende de sus cojones, si es que tiene. Todo depende de que los especialistas en carnaval popular, que estarán tratando de atenuar el derrumbamiento del Comité Central, no puedan con tanta perversión política, y dejen filtrar los verdaderos resultados del proceso.

Recordemos que Gil está imputado, no acusado. Veremos hasta dónde son capaces de llegar, los de arriba, sin recibir arañazos.

El primero que debería renunciar, ya, es el presidente, y atrás, sin dilación, toda la camarilla del Buró Político y el Comité Central, pues ¿cuándo se ha visto que un Ministro de Economía y Finanzas, en las alturas, haya actuado solo, sin compinches del mismo rango y la misma calaña?

Si van a rodar cabezas*, que rueden todas, pues si solo cae la de Alejandro Gil va a ser un show de payasos, y de payasos ya estamos hartos.

(Dígase rodar cabezas a destitución y cárcel hasta cadena perpetúa, no la pena de muerte. No creo que a alguien se le ocurra aplicarla como hicieron con Ochoa)

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