Enter your email address below and subscribe to our newsletter

Comparte esta noticia

Por Zea Giselle ()

La Habana.- Nos cortaron el agua, y la ahorramos. Nos quitaron el gas y lo ahorramos. Nos quitaron la electricidad y la ahorramos. Nos quitan la posibilidad de vivir y, ¿qué vamos a ahorrar? ¿El aire que respiramos?

Hagamos memoria

Cuando nos eliminaron las «gratuidades» y nos subieron los precios de los productos básicos, e incluso, eliminaron algunos, la mayoría se quedó haciendo silencio, porque total, nos iba a doler, «pero no tanto», era «por nuestro bien, para mejorar la Economía».

Bueno, aquellas «gratuidades» afectaron la Canasta Básica, el pago de los servicios de electricidad y agua, el del gas, el transporte público y todo lo demás. Todos los precios incrementados considerablemente. ¿No nos iba a doler «tanto»?

Cuando nos encerraron en la pandemia, con toque de queda a las nueve de la noche, lo hacían dizque «para cuidarnos». Y pobre del que se bajara el nasobuco ante el golpe de calor en la calle, sin nadie alrededor, para atreverse a tomar un buchito de agua. Y pobre de aquel que salió a cogerle el ponche a una goma del carro, porque tenía que recoger trabajadores de su centro de trabajo al otro día. (Multa y si te agarraban en la calle pasado el toque de queda, preso un año).Y pobre, pobres los pobres que salieron el 11 de Julio a manifestarse por hambre, apagones, por sed de libertad. Todos los atrevidos resultaron presos bajo delitos tan absurdos como «propagación de epidemia», «desacato», «desobediencia».

En plena pandemia, con todos los dolores a cuestas, y sin dólares en nuestros salarios, nos metieron un Ordenamiento Monetario que iba a ser «para mejorar la economía», justo después de haber declarado un Período Especial 2.0 al que nombraron La Coyuntura. Bueno, el período fue tan «coyuntural» que terminó por estanflarnos y quedarnos con una economía paupérrima, sin poder adquisitivo para los descalzos, con hambre, apagones, sin agua, sin gas.

Pobreza

No es «precariedad», es pobreza. Si nos analizamos un poquito, la población cubana está empobrecida a niveles inconmensurables. ¿Y la economía que iban a mejorarnos?, ahí bien, de lo mejor, muriéndose un poquito más cada día.

En los años se pandemia, nos pidieron «resistencia, creatividad, resiliencia». ¿Y, saben qué hicimos?; pues resistimos, nos pusimos creativos, nos volvimos resilientes. ¿Cómo?: los enanos empezaron a estudiar en casa, apoyados por grupos de WhatsApp con sus maestras, mucha gente pasó al teletrabajo y ese por desgracia, se volvió su único modo de sustento.

Todavía hoy, en todos los niveles educativos los alumnos, por necesidad, por incapacidad de desplazamiento, porque no hay acceso por distancia a las bibliotecas, porque la información está al alcance de una pantalla, porque las dudas del contenido explicado se resuelven en los grupos de WhatsApp donde lo mismo confluyen las madres, que los alumnos, que los maestros… necesitan estar conectados. Y están los que teletrabajan, los gestores de venta online, las tiendecitas virtuales de gente que ha tenido que reinventarse a golpe de pasar trabajo para trabajar.

«Estamos conectados»

Y ustedes pensarán que eso es lo menos importante… Bueno, gracias al «estamos conectados», porque teníamos acceso a Internet con precios medianamente asequibles, aunque precios injustos para un país con un salario básico de 2500 CUP; nosotros los ninguneados, los menos, los más pobres, pudimos activarnos y salvar-nos. Con el uso de esa Internet, y el acceso a redes sociales (WhatsApp, Instagram, Mastodon, Signal, Telegram… etc.), pudimos organizar a la sociedad civil y activar redes y grupos de ayuda humanitaria. ¿Y saben qué?, lo logramos.

Nos organizamos y como nos recordamos siempre que «salvar a uno nos salva a todos» y «solo el amor nos salva» y que tenemos que ser, «humanos» y «ciudadanos conscientes organizados»… lo logramos. Así que, gracias a tener conexión y tener Internet, y tender enlaces, ayudas, alertas ciudadanas, pues ¡se salvaron vidas en plena pandemia!.

Y cuando acabó la pandemia, los grupos siguieron creciendo y expandiéndose y nos ocupamos entonces de organizar ayudas con medicamentos, insumos médicos, alimentos, para personas vulneradas, para pacientes. Y donaciones de sangre, y abrigos para el frío de los deambulantes. Y apoyos al Servicio de Atención a la Familia (SAF). Y todavía hoy, cuanta cosa se nos ocurre para ayudar a los menos, los ninguneados, los invisibilizados.

Nos ocupamos como sociedad consciente, en organizarnos tan bien, que logramos que bajaran los aranceles de importación de medicamentos, de alimentos, que nos dejaran llevar medicinas directo hasta los enfermos, logramos que niños al borde de la muerte siguieran con vida -Amanda, sigues siendo faro y amor infinito, niña linda de Cuba. Damir, angelito, sé que desde allá donde estás, nos abrazas fuerte y le das fuerzas a tu mami-.

Y cuando todo se puso un poquito peor y sucedieron catástrofes naturales y accidentes, nos mantuvimos organizados, porque podíamos «estar conectados» y mantener la comunicación lo más estable posible, con la mayor rapidez posible. Y ayudar, sostener, acompañar, cuidar.

Nosotros los confundidos, los gusanos

Y luego, estamos esos a los que llaman locos, confundidos, equivocados, frescos, disdentes, incómodos, gusanos… luego, estamos los activistas intentando poner el cuerpo para defender a los nuestros, a nuestros niños, a nuestras mujeres, a nuestros ancianos. Pues ese activismo, muchas veces depende de poder estar conectados las 24 horas del día, porque una sola comunicación que falle, pone en riesgo más de una vida. ¿Qué va a pasar con los activismos en Cuba? ¿Qué va a pasar con nosotros, pueblo?

Les recuerdo que antes del acceso a las redes, la mayoría no se enteraba que en Cuba existe el feminicidio, la violencia de género, la discriminación por motivos de raza o preferencia sexual, la violencia policial, la violencia social, la violación constante de Derechos Humanos.

¿Qué va a pasar?

¿Alguien más se ha preguntado, se ha cuestionado qué va a pasar con los Grupos y Redes de Ayuda Humanitaria que llevamos años organizando, apoyando, acogiendo? Ese es el motivo de mi tristeza desde las 12 de la noche… ¿Qué pingui va a pasar con los más desprotegidos, que dependen de una donación de sangre, de un platico de comida, de una medicina, de insumos médicos… etcétera.? Y no me digan que «antes no teníamos Internet». No, es cierto, antes solo unos poquitos teníamos acceso, pero el activismo se hacía a golpe de SMS, mensajes casi cifrados usando la telefonía fija a golpe de teléfonos públicos (extintos ya)… «antes» sí… pero ahora logramos organizarnos mejor, gestionar ayudas, acompañamientos, mover recursos y gente, precisamente porque la gente está conectada.

Les pongo ejemplos simples y diarios:

-Una madre con bajos recursos económicos, necesita insumos médicos para la operación de su bebé. Vive en medio del monte, aislada casi de la civilización. A una activista que visita el pueblo, le informan del caso y lanza la alerta, el grupo de ayudas se organiza y gestiona insumos para ese bebé. El grupo, el/la activista, la madre y el bebé se mantienen comunicados porque, todos los usuarios, gestores, donantes, activistas, tienen acceso a internet y han creado Grupos y Redes de Apoyo donde se le da seguimiento al caso y se gestiona, se viabiliza, se informa cada paso a paso y, también, se le da visibilidad, para alcanzar a todos los que puedan ayudar a gestionar recursos.

Cuando ese Internet sea prohibitivo, aún más, ya mismo, ¿quién pingui va a proteger a los desprotegidos?

-Pacientes oncológicos infantiles, y adultos, necesitan diariamente donaciones de sangre por motivos operatorios. Este mes por ejemplo, la mayoría de los casos han sido por temas como fracturas de cadera, anemias severas (asociados a operaciones algunos y otros, por desnutrición además), pacientes oncológicos (neonatales, niños y adultos que necesitan tanto donaciones de sangre como de plasma sanguíneo.), pacientes con enfermedades asociadas, etc. Sólo este mes, he llegado a contar al menos hasta 35 casos en diversos grupos.

Cuando ninguno de los donantes y los familiares, amigos, Redes de Apoyo, conocidos y desconocidos, pueda hacer uso de su conexión móvil para visibilizar el caso que necesita ayuda, ¿quién pingui y cómo va a ayudar a ese paciente?

Exterminio

Esta noticia me ha revolcado el día, la madrugada, me ha provocado insomnio y me tiene con el alma hecha polvo. ¿Podremos salvar, ayudar a salvar a alguien?

Me fui a pedalear en la bici que me prestaron, para «despejar» y dejar de llorar un rato porque, no hay peor pecado que ser «lúcido» en un planeta donde «se condena la cordura». Qué ilusa. Tropecé con la casa de un muchacho que consume kímiko, hacía unos días me habían hablado de él y no tengo palabras para explicarles lo que se siente ver jóvenes perder casi la vida y sus familiares sufriendo. Luego, en el polígono de Ciudad Libertad, mi escuela de toda la vida, hay un señor mayor deambulante, sin domicilio fijo, que va allí a dormir cada noche. Luego me atreví a agarrar la avenida, probar desplazarme con autos alrededor y vi muchachas, casi niñas, prostituyéndose. No pude más y regresé a casa, más rota de lo que había salido unas horas antes.

A estas alturas, ¿a alguien le quedan dudas de que Cuba es un Estado Fallido? ¿Les quedan dudas de que nos quitaron todo, hasta el aire que respiramos? Nos quitaron la electricidad, el gas, los alimentos, el agua. Nos quitaron tanto, que nos quitaron hasta el miedo un 11J, un 27N y ahora, nos quitan el aire que respiramos, no les basta con exprimirnos, quieren matarnos.

Siempre dije que para este verano, la oscuridad va a ser absoluta, peor que nunca. Y quiero tener la esperanza de que luego, va a salir el sol. Al fin.

Deja un comentario