SUPERVIVENCIA

Por Tania Tasé ()

Berlín.- Cuando te lo piensas bien, sólo hay dos mecanismos de supervivencia: la huída y la lucha.

Si en tu camino por la vida te encuentras un oso dispuesto a atacarte, lo más natural y lo que te ordena tu instinto, es que huyas y te pongas a salvo en tu cueva lo más rápido posible. Obedece a tu instinto y vivirás.

¿Y qué tal si no es un único oso en el camino?

Imagina que no puedes salir de tu cueva ni andar tu camino porque muchos osos peligrosos te amenazan. Supón que no tienes hacia dónde huir.

Exacto: tienes que luchar contra ellos o morirás de hambre en tu cueva. A veces sucede que no puedes luchar solo contra tantas bestias.

¿Qué haces? Buscas ayuda y te unes a otros humanos hasta que los vencen. Cuando estás realmente en peligro no te importa (o no debería importarte) si quién lucha junto a ti contra un peligro tal es negro o blanco, no te importa si es joven o viejo, si cree en Dios o en el diablo, no te importa con quién tiene sexo, no te importa si mira a la izquierda, a la derecha al frente o hacia atrás. Lo único que te importa es que lucha junto a ti y todos sobreviven al peligro.

¿Que los osos amenazan la cueva vecina y están entretenidos y nunca van a amenazarte a ti? ¿Que no vas a intervenir y a luchar porque tú te sientes a salvo? Quizá hasta filmas con tu móvil como se comen los osos a tu vecino?

Jajajaja, las bestias siempre tienen hambre.

Cuando digieran a tu vecino, tendrán apetito otra vez y rodearán tu cueva. Son insaciables.

No sobrevivirán ni tu vecino ni tú si no luchan juntos.

Puede que te quedes quieto y te confundas con el paisaje. Mimetización se llama el proceso y es un mecanismo de defensa. Te puede salvar una vez, pero no lo hará siempre.

Las bestias tienen el olfato muy bien desarrollado, te encontrarán y acabarán contigo también.

Ofrendar y entregar tus vecinos a las fieras, no evitará que vayan por ti. Tu turno de ser despedazado llegará antes de lo que puedes calcular.

Sólo observa.