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LAS VISITAS

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Port Esteban Fernández Roig

Miami.- En Cuba, en mi hogar, cuando llegaba de improviso una visita, se apagaba el televisor inmediatamente.

Si la visita había sido anunciada y se esperaba entonces ya era recibida con el televisor apagado.

Pero, aquí la movida es diferente: Hace años fui a visitar una buena amiga, que hacía 40 años no veía. Durante la hora que estuve allí, ella no se perdió ni un segundo de ver “María la del barrio”, con Thalía.

Allá en Güines -hasta cuando una tía nos visitaba- mi madre me hacía correr a la bodega de Márquez. Allí, le traía café Pilón y la contra de azúcar.

Durante un cumpleaños mío mi madre separó un trozo grande del “cake” y me dijo “Esto no lo toques, es para las visitas”…

Había vasos, platos, utensilios y hasta toallas, que yo sabía no podía usar y que eran reservadas para las visitas.

Habían visitas que llegaban “a pegar la gorra” cerca de las doce del día. Entonces, papi invariablemente se reía y le decía a mi madre: “Ana llegó un “paracaidista”, échale más agua a la sopa”…

Había un dicho muy popular -que escuché 20 veces a la hora de almuerzo- que decía : “No te preocupes, Estebita, que donde come uno comen tres”…

Hasta cuando llegó el televisor a mi casa, la sala se llenaba de televidentes, algunos hasta desconocidos. Mi madre los seguía considerando “visita” y se pasaba las tardes sirviéndoles limonadas, vasos de agua y café. Esto sucedía incluso hasta las once de la noche.

Todavía mi madre tenía la cortesía de decirme: “Estebita, siéntate en el suelo con los demás niños. Tú sabes que los sillones son para las visitas”…

Pero, es justo decir que las visitas reciprocaban siendo súper respetuosas. Nadie pasaba de la sala y el comedor, nadie entraba en nuestros dormitorios. Además, jamás nadie abría el refrigerador y se servía un vaso de refresco.

Una vez llegó de visita el Primer Ministro Manuel Antonio de Varona. Todo en mi casa era nuevo de paquete para recibir al distinguido visitante. Hasta el papel higiénico me parecía que era más bonito y de mejor calidad. El famoso político solo estuvo media hora de visita y no entró al baño…

Mis padres, mi hermano y yo estábamos muy serios y apesadumbrados porque “Tony” nos hizo el desaire de no utilizar nuestra inmaculada taza del inodoro…

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