LOS SÍMBOLOS PARA LA MANIPULACIÓN POLÍTICA EN CUBA

La Habana.- Eran los ’90, e íbamos en un ‘camello’, hacia la Lisa, por la calle 23. De pronto, se rompió en plena avenida frente a un reluciente ómnibus de turistas y los flash de las cámaras comenzaron a documentar la tragedia.

Entonces leí enfrente, por primera vez, en un muro y escritas en bronce, las palabras de Echeverría.

Desnaturalizar la verdad, convertirla en un instrumento adecuándola a sus fines, es característico de la propaganda de la dictadura cubana. Así ha sido por décadas. Se han apropiado de héroes, de hechos, del pasado.

Han borrado la historia verdadera de Cuba de la memoria colectiva del pueblo, y elaborado un Frankenstein donde la ‘revolucion’ es una omnipresencia, un militar con un fusil que apunta a nuestros ojos, presto a disparar al disidente, al desobediente.

Y entre las principales víctimas de este régimen genocida, criminal, están los jóvenes.

Porque los jóvenes encarnan valores que son el combustible de una sociedad nueva: la rebeldía, la inconformidad, la temeridad, la audacia, la ambición, la necesidad de ser protagonistas del cambio social, sujetos activos de movimientos políticos.

Eso fue nuestra juventud hasta la llegada del apellido castro al Poder en nuestra tierra, y la articulación y ejecución de ese proceso de ideologización, de adoctrinamiento masivo de millones de seres humanos, que aplastó todos esos valores.

José Antonio Echeverría, su Directorio Revolucionario, la FEU, son entonces solo algunos de esos símbolos apropiados por un Fidel Castro ególatra y obsesionado con ser Dios.

El Directorio era anticomunista por convicción, y José Antonio era, por sus ideas, una de las preocupaciones mayores para los planes de Castro de robarse la libertad del país, como finalmente hizo.

En la Cuba nueva que está naciendo en medio de esta infernal angustia, esas verdades serán develadas… Basta de manipulación y mentiras. ¡No más dictadura en Cuba!