MALCOM MCLEAN, EL HOMBRE DETRÁS DE LOS CONTENEDORES PARA EL TRANSPORTE DE MERCANCÍAS

Por Edi Libedinsky ()

Buenos Aires.- En la década de 1950, un hombre tuvo una idea que revolucionaría para siempre el transporte, el comercio internacional y la economía global: Malcom McLean, el inventor del contenedor de envío.

Nacido en Estados Unidos en 1913, McLean comenzó a trabajar en una gasolinera y ahorró suficiente dinero para comprar un camión de segunda mano en 1934, comenzando su camino en el negocio del transporte.

A medida que su empresa creció, la flota de McLean se expandió a más de 1,700 camiones con 32 sucursales, convirtiéndose en la segunda compañía de camiones más grande de EE. UU. para 1955 e incluso se incluyó en Wall Street.

Sin embargo, McLean era muy consciente de las ineficiencias del transporte marítimo. En ese momento, los bienes eran transportados sueltos en barcos de carga, lo que requería procesos de carga y descarga manuales y que consumían mucho tiempo en los puertos. Estos retrasos a menudo se extendían a semanas, aumentando drásticamente los costos de envío.

Un día, mientras observaba este proceso en el puerto de Nueva Jersey, McLean tuvo un pensamiento revolucionario: «¿Y si mi camión pudiera ser cargado en el barco todo de una vez, carga y todo?»

Esta idea cambiaría el curso de la historia. Visualizó la posibilidad de retirar el contenedor del camión y cargarlo directamente en los barcos. Para hacer realidad este concepto, diseñó contenedores de metal con dimensiones que coincidían con sus remolques. Así nació el contenedor de envío.

Inicialmente, nadie quería transportar estas grandes cajas. Las compañías navieras desestimaron la idea como impráctica. Sin desanimarse, McLean compró la Pan-Atlantic Steamship Company, que más tarde fue renombrada como SeaLand, para implementar su visión.

En abril de 1956, McLean realizó el primer envío: 58 contenedores transportados de Newark a Houston a bordo de un viejo petrolero de la Segunda Guerra Mundial adaptado para llevar contenedores.

Los resultados fueron asombrosos. McLean no solo acortó los tiempos de envío, sino que también transformó la logística del movimiento de mercancías de «puerto a puerto» a «puerta a puerta». Esta innovación redujo la mano de obra, las estancias en puertos y los costos de envío.

En 1967, McLean aseguró un contrato para transportar suministros militares a Vietnam. Se dio cuenta de que, en lugar de regresar con contenedores vacíos, los barcos podían detenerse en Japón y traer mercancías de vuelta a EE. UU., abriendo nuevas rutas comerciales con Asia.

A pesar del profundo impacto de su invención en el mundo, la contribución de McLean nunca ha sido completamente reconocida. Falleció en 2001 y sigue siendo relativamente desconocido para el público en general.

En diciembre de 1999, Maersk adquirió el negocio internacional de contenedores de SeaLand. Para el año 2000, Maersk Line adoptó el nombre comercial global Maersk SeaLand, consolidando el legado de McLean en la industria del transporte marítimo.