Por Jorge Sotero ()
La Habana.- Nadie le gana a los dirigentes cubanos a la hora de ser cínicos y las posibles deportaciones de ciudadanos de la isla que están ilegales en Estados Unidos ha servido para poner una vez sobre el tapete la doble moral del castrismo.
El viceministro de Exteriores Carlos Fernández de Cossío dijo este jueves en conferencia de prensa que si el electo presidente de Estados Unidos, Donald Trump, pone en práctica sus proyectos de deportar a los migrantes ilegales, significaría “desarraigar» a los cubanos que viven en el país del norte y tienen sus proyectos de vida allí.
Eso lo dice un funcionario del gobierno que provocó varios éxodos masivos desde la isla hasta Estados Unidos, como el de Camarioca, el Mariel, la llamada crisis de los Balseros y por último la conocida Ruta de los Volcanes.
Eso solo a Estados Unidos, porque también hubo salidas masivas a Brasil -que sigue aún latente-, a Rusia, Ecuador y a cualquier lugar del mundo que se le ocurra pensar, y jamás el gobierno cubano se preocupó por el desarraigo. Es más, lo fomentó, presionó para que algunos se fueran, sobre todo los que no simpatizaban con el castrismo.
Por eso suenan a descaro mayúsculo las declaraciones del exembajador en Sudáfrica, quien, por cierto, no goza de mucha reputación en el Minrex, donde las malas -o las buenas- lenguas advierten que tiene fama de tener las manos sueltas, sobre todo cuando estuvo de jefe de misión diplomática permanente en el exterior.
Sus palabras sobre las intenciones de Estados Unidos y las consideraciones sobre lo que provocaría en los cubanos es una muestra más del cinismo con la que actúa el gobierno de La Habana, que no ha dejado de ir nunca por el mundo como víctima y culpando a otros de lo que ellos han hecho más que nadie.
“Pretender deportar a Cuba a cientos de miles de cubanos, que son las cifras que a veces se manejan, sería desarraigar a personas que han hecho ya su vida en Estados Unidos, trabajan allí, muchos tienen familias allí”, dijo el diplomático castrista.
También recordó que organizar deportaciones masivas de cubanos no sería coherente con la que ha sido la política de EEUU en las últimas décadas hacia la isla, que ha sido la de conceder una posición privilegiada a los migrantes procedentes de Cuba.
“Ha habido históricamente, durante décadas, una política ostensible del gobierno de Estados Unidos de privilegiar al migrante de Cuba”, pero ahora el régimen de La Habana está aterrado porque sabe que el nuevo inquilino de la Casa Blanca es capaz de ponerle en los aeropuertos decenas de miles de personas, que crearían una situación complicada al régimen castrocanelista.
De todas formas, habrá que ver lo que hace Trump con los migrantes, las determinaciones que toma cuando asuma para su segundo mandato y la política hacia Cuba, en la cual tendrá en su secretario de Estado, Marco Rubio, a una importante punta de lanza.
En fin, hay gastroenteritis en algunas dependencias del gobierno cubano, pero en medio de las diarreas no se olvidan que su política cínica siempre le dio buenos resultados y vuelven a echar mano de ella. Veremos cuánto les dura.
