Kathy Eisenring
Basilea.- Hace mucho que no publico sobre este tema, pero el tema es un mordisco donde quiera que voy, es una alimaña hedionda solapada en la sombra aquí, en mi mundo con luz…eléctrica.
Las personas más alegres que conozco están llorando, las más optimistas tiran la toalla, las más sarcásticas se quedan sin sarcasmos porque todo está dicho en el reino del infierno humeante, lo demás es vivirlo. De intervalo en intervalo, en claroscuros…
Se pudre todo, los poetas hablan de kilowatts, los humoristas hacen silencio forzado porque no hay luz…eléctrica. No hay conexión…de internet. No hay vida…digna, feliz, sosegada. No hay paz en una realidad de hambres sucesivas, hambre de manjares, de libertades, de bienestar. Se apaga todo, se apagan los ojos, los impulsos vitales y allá, no tan lejos, se oye el llanto de los niños que no pueden dormir, el llanto de los que vuelven a casa con fiebres sin nombre porque no hay ni medicamentos ni ganas de curar.
Todos se van, todos los que pueden…Y cada vez son menos los que quieren quedarse porque el infierno no fue hecho para seres humanos, verdaderas máquinas de sueño, de esperanza a ultranza, generadores de vida, vida y más vida!
Y en medio de todo ese deambular en sombras, de ese lamento tan denso y tan lacerante que me llega a 8000 km de distancia, ese ser que ni nombrar quiero, que ni describir quiero, publica esto.
La burla de las burlas mientras brilla la única torre encendida en La Habana agonizante, mientras viven su vida de señores medievales sin bloqueos, ni embargos, ni miserias, ni hambre.
Nos robaron a Cuba. Yo quiero verlos a todos reír, coño. ¡Basta ya!