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Por Nelson de la Rosa ()
Santo Domingo.- En su etapa de Secundaria Básica Aniceto pasó por el octavo 7 de la ESBU más emblemática de su pueblo. Lo suyo era más bien las letras, se le daban las “composiciones”, aunque las Matemáticas, la Física y la Química no le quitaban el sueño y hasta un compañero suyo le apodó “la ciencia”. En aquel curso representó a su provincia en un Concurso Nacional, haciendo dupla con una estudiante de esas que llamaban “filtro” (¡y lo es!) y que venía de “La Lenin”.
Sin embargo, como adolescente de su época, le gustaba la música “de afuera”, la misma que, a falta de un “búster”, motivaba a subirse a una azotea con un SELENA para “coger FM” y escuchar la “naritufai” o la SúperQ. En aquel entonces se alardeaba de haber escuchado o tener “la última” de Foreginer, Led Zeppelin, Queen, Kiss, Rod Steward, Phil Collins…
Eran los tiempos en los que, junto con las libretas de Literatura, Español, Historia, Geografía, Física, Química o Matemática, muchos tenían una con los nombres de los grupos musicales, sus integrantes, los nombres de los LP y hasta los títulos de las canciones de cada uno. Eso, sin olvidar que también se llevaban los récords de las listas semanales del “JitParei”.
Todo iba normal hasta que una profesora que le enseñó que la mezcla de dos átomos de hidrógeno, uno de azufre y cuatro de oxígeno se llama Ácido Sulfúrico y que se representa como H2SO4, “le cogió” la libreta de moda y lo llevó a “La Dirección”, acusado de “Diversionismo Ideológico”, término que Aniceto, para quien lo suyo eran las letras, aunque las ciencias no le quitaban el sueño, jamás había escuchado.
Y allí, consternado y resi… gnado ante “el decomiso” de la prueba de su delito, Aniceto fue enjuiciado, como es habitual sin defensa a su favor. Al final, su caso sería tenido en cuenta en el siguiente “Análisis de Grupo” y si reincidía, su “expediente manchado” sería pasado a Félix “el de Menores” del MININT, que era el encargado de llevarte ante un Juez y este seguramente a prisión de menores. El tal Félix, de camisa a cuadros, gafas oscuras, tres plumas en el bolsillo y agenda bajo el brazo, representaba la más grande amenaza para los estudiantes. Verlo llegar a la escuela era como ver “el coco”.
Sin embargo, Aniceto volvió a hacer su archivo en una nueva libreta, aunque a partir de entonces tuvo más cuidado. Hoy Aniceto vive en una isla del Caribe donde se baila el merengue y la bachata, aunque en sus “play list” sigue teniendo música de aquella época, mientras le perdió la pista a la maestra que le enseñó que dos átomos de Hidrógeno y uno de Oxigeno es el Agua y se escribe H2O.
Lo último que supo de ella es que hace años ya no vive en Cuba, aunque no precisamente en una isla del Caribe, sino en una conocida ciudad del Sur de La Florida, donde se comparte la música que conservaba Aniceto, junto a la de Willie Chirino y Celia Cruz.
Como no aparece en los diccionarios convencionales, hace poco Aniceto buscó en la IA el término “Diversionismo Ideológico” y esto le escribieron: “En Cuba, el diversionismo ideológico se utilizó para atacar a aquellos que mostraban interés por la cultura occidental (música rock, ropa «extranjera», o el simple deseo de emigrar), o que cuestionaban aspectos del sistema comunista cubano. Aquellos acusados de «diversionismo ideológico» a menudo enfrentaban censura, persecución, cárcel, o medidas disciplinarias.
En resumen, el diversionismo ideológico es una herramienta de control social utilizada por regímenes que buscan mantener una cohesión ideológica estricta, reprimiendo cualquier manifestación que pueda considerarse desviada o peligrosa para el orden establecido.”