Historias de presos políticos: Luis Armando Cruz

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Por Anette Espinosa

La Habana.- A Luis Armando Cruz Aguilera lo metieron preso después de los sucesos del 11 de julio de 2021. Apenas tenía 21 años y lo mandaron a las mazmorras del Combinado del Este con una condena de 10 años, solo por protestar contra la dictadura castrista.

La situación en la referida cárcel es dura, porque no solo la alimentación es pésima, sino que las condiciones de vida distan mucho de las que debe tener un ser humano, por más preso que esté, porque la sanción dice que tienes privación de libertad, no de alimentarte o de que te vea o te cure un médico.

Hace unas horas, María, la madre de Luis recibió una llamada, para informarle que su hijo estaba en el Hospital Miguel Enríquez (La Benéfica) con problemas en un oído. Y como hace toda madre, dejó lo que estaba haciendo y salió corriendo para saber de su hijo.

Cuando llega, le dicen que Luis tenía una fuerte infección, pero en ese justo momento lo ve salir, acompañado por una pareja de carceleros, que lo llevan esposado de pies y manos, cual si trataran al asesino más peligroso del mundo, o un terrorista.

Los guardias se dan cuenta de que se trata de la madre del reo y no le permiten acercarse, y lo hicieron correr para alejarlo de donde se encontraba su mamá, que sintió como se le oprimía el pecho y se quedaba sin fuerzas.

Tres cuadras corrió Luis, obligado, para que la madre no pudiera abrazarlo ni decirle dos palabras de consuelo, o algún consejo. Pero María fue detrás todo el tiempo, y durante todo el trayecto los escoltó. Les grito Patria y Vida y les advirtió a los carceleros que el día que se caiga el comunismo -o que los cubanos lo tumben- ellos van a tener que pagar.

Luis no es un asesino. Es solo un joven con sueños y prensiones, un muchacho que quiso y quiere una vida diferente para él y para su familia. Su único delito ha sido pedir libertad, soñar, creer que hay un mundo mejor que ese en el que viven los cubanos. Lo dijo y lo metieron preso, lo mandaron a una prisión y cuando lo sacan a la calle, a una consulta médica incluso, lo llenan de grilletes.

María vio todo eso y se fue de allí con dolor. En su pecho hay un nido de amor para su hijo y otro de odio para el castrocomunismo y los carceleros de Luis.

 

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