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INSPECTORES Y CORRUPCIÓN EN EL CARNAVAL DE SANTIAGO DE CUBA

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Por Elier Vicet ()
Santiago de Cuba.- El carnaval de Santiago de Cuba, que vivirá este domingo su última noche, se ha convertido, como era de esperar, en pasto para los inspectores, que quieren sacar su tajada y no ponen reparos en pedir dinero a los vendedores.
Según el influencer Tosmani Mayeta Labrada, «varias denuncias de cuentapropistas que tienen kioskos y puntos de ventas de cerveza dispensada, han escrito a la página, para que publiquemos el ‘descaro’, de los que inspectores del gobierno».
«Llegan al kiosko y por lo más mínimo son ocho mil pesos de multa. Ayer vinieron y nos multaron y hoy están de nuevo aquí buscando su dinerito. Nos dijeron que le dejáramos caer algo para ellos hacerse lo de la vista gorda», dijo un vendedor de cerveza en el Distrito José Martí.
Mayeta Labrada también recoge una denuncia de una joven vendedora de cerveza embotellada en el área carnavalesca de Santa Úrsula: «Nos quieren pegar multa por tó’, uno compra estas cervezas bien caro para luchar ahora en el carnaval y por gusto, tenemos que estar escondiéndonos».
Una joven, tras ver el asedio de los inspectores estatales, no dudó en grabar y sacar los rostros de los que viven atosigando a los emprendedores. (Ver vídeo acá: (2) Facebook
«Quieren hacer la paquete de plata a costa de los negociantes, es un descaro lo de esta gente y si no le dejas caer su dinero, te paran la venta de dispensada», expresó.
Por estrategia gubernamental, una de las vías de recuperación de dinero para el castrismo es por la vía de las multas de tránsito y los inspectores de cualquier tipo. Tanto los agentes que deben ayudar en la circulación de los casi inexistentes vehículos, como los inspectores como estos de Santiago de Cuba, intentan ser sobornados siempre, a cambio de «hacerse los de la vista gorda», como dijeron en Santiago.
Eso sí, el vendedor o el infractor que no quiera «mojarlos», se llevará una multa grade, porque a eso los mandan las autoridades a las calles, sin importar la catadura moral de esos que ponen a supervisar.
Muchos cuentapropistas invierten grandes sumas de dinero para estas etapas festivas, pero las altas multas y el chequeo descontrolado ahuyenta a los negociantes, que prefieren mantenerse bajo la sombra y la ilegalidad.

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