Por Esteban Fernández Roig Jr.
Miami.- Sin lugar a dudas lo que yo pude observar durante los 17 años que viví en Cuba fue que los cubanos sentíamos tremenda admiración y respeto por dos países: España y los Estados Unidos.
España
El amor a España me sorprendía porque se había peleado una larga y cruenta guerra contra la dominación española y nuestro héroes eran Martí, Máximo Gómez y Maceo.
Sin embargo, después de la guerra la inmigración española creció extraordinariamente, se casaron con cubanas, tuvieron hijos cubanos, se integraron a nuestra población y ayudaron extraordinariamente a nuestra economía. Siempre para nosotros fue: La Madre Patria.
Para poner un ejemplo entre un millón: El aragonés Mariano Domínguez nos dio a los güineros dos de nuestras instituciones favoritas: La Viña y la Esquina de Tejas.
Mi padre, hijo de catalana, siempre tuvo dos estatuillas de Martí: una en su escritorio en el Ayuntamiento y otra en mi hogar.
Disfrutábamos de Los Chavales y Los Churumbeles de España, Juan Legido, Lola Flores y Sarita Montiel, Gaspar Pumarejo, Pedrito Rico, y mis inolvidables Gaby, Fofó y Miliki.
Muy aplaudido fue Miguel Herrero, quien vino acompañado de su esposa la bailarina Carmelita Vázquez, y estrenó en Cuba “La bien pagá”…
Y Gloria Eterna a Adolfo Otero más conocido como Rudesindo Caldeiro y Escobiña…
USA
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Lincoln y Washington, Roy Rogers y Hopalong Cassidy, Doris Day y Tony Curtis, Elvis Presley y Bill Haley y sus Cometas. Nat King Cole en el Tropicana cantando “El manisero”. El Rock and Rolls, la Estatua de la libertad y hasta Lassie.
Y en lo personal yo me siento muy orgulloso de haber tenido una abuela española; y unas hijas norteamericanas quienes por sus venas corre la sangre cubana.