Por Gretell Lobelle
Mantilla.- Hay dos cosas que he aprendido entrando en los años maduros: todo tiene su curso natural y por más que tengas espíritu de salmón, las cosas siempre serán en el momento que toque y usted tiene que estar listo para apreciarlo, actuar. La otra: uno tiene que soltar aquello que lastra, retiene, daña. Rechazar el odio y abrazar absolutamente el amor.
Soltar es lo más difícil. Ando envuelta en pensamiento mientras preparo almuerzo y espero a mi hija. Aún con bola de años en el esqueleto, sigo cuestionándome qué tan oscuro envuelve a un individuo que lo lleva a destilar tanto veneno. Ayer y hoy me he topado con dos perfiles donde la palabra escrita está llena de tanto odio, desidia y ponzoña que te revuelve el alma, más allá de las razones, en estos dos casos válidas, verdaderas de lo qué, y a quién, se critica.
¿Cómo puede el ser humano cargar con tanto peso? ¿Podrán personas así amar a sus parejas, hijos, amigos? El odio es un sentimiento que a quien más daña es a uno mismo. He pensado que existe una redacción en choteo, metáfora, doble sentido, que está bien y se disfruta, pero no. Hay mucha bilis en lo leído, mucha mierda interna que arreglar, mucho demonio que, lejos de aportar, arrastra a cualquiera al hueco negro dónde en gravedad anda cayendo Cuba.
No bloqueo normalmente. Si algo tiene el socio mío, dueño del potrero, es un algoritmo que se puede manipular a conveniencia. Llega un momento en que dejas de ver a gente que no te aporta o te da mal sabor en estos días.
Algo sí es una certeza, hay gente que en su amor por Cuba, aquello que llaman mejor país, destilan su mierdera, traumas y dolores. No han podido, en tanto años que tienen encima, encontrar la manera de acomodar, avanzar y limpiar su espíritu.
Nada que ver tengo yo con gente así. Son para mí, iguales o peores que los anacrónicos paladines de una causa vencida. No se qué destino puede tener un lugar donde el odio sea la energía que prime. No sé qué tipo de persona es aquella que su vida se sustente en el odio a otro ser humano. Yo veo en ellos muy malas personas.
Quito la tierra de unas yucas y unos boniatos. El acto de limpiar siempre lleva consigo un pensamiento bueno, sano. No se me van de la cabeza el escritor viejo y el escritor joven. Al viejo lo saco de mis lecturas. No quiero que me roce ni su nombre propio ni el seudónimo que usa. No me gusta ese ser. Al joven lo dejo correr, porque la juventud trae consigo mucho de soberbia. Ojalá no lo venza un país, un sistema. Ojalá encuentre yerba verde en medio de tanta hojarasca. Tiene potencial mucho más que esa bilis que saca todo el tiempo.
Un amanecer en silencio tengo yo. Aprecio que ande nublado el día. El gris también es color. Si el deseo de una es energía, deseo un día leve, deseo amor y quietud para todos, hasta para Zucky, que me hace jugar pesao y estudiar estas tierras. Gracias, gracias, gracias en el día mundial del agradecimiento!
Una va construyendo su blindaje. ¡No hay palabra con más fuerza y energía que el Gracias!