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FAVEZ, DONDE POR DERECHO ESTAR

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Por Alexa Suhay Paomier Lobaina

Para hoy imaginé las miradas escrutadoras de los transeúntes en el Paseo Peatonal de Baracoa, repasando los detalles de una imponente figura de bronce, anclada en ese sitio del centro histórico urbano de la Primera Villa Cubana.

Fue eso lo que idealizó esta comentarista cuando, el 8 de junio de 2023, leyó en el sitio web del periódico Venceremos el artículo «Desvelan escultura de Enriqueta Favez en Guantánamo», en el que se remarcó que la obra escultórica tendría estancia en la cabecera provincial y sería asentada luego, de manera definitiva, en la Ciudad Primada.

En este terruño fue donde la profesional europea estampó su transgresor humanismo, cuya consumación le obligó a negar su identidad.

Pero como castillo de naipes se derrumbaron mis sueños cuando solo tres meses después, el 29 de septiembre, sin explicación previa y en un acto de marcado irrespeto la estatua fue inesperadamente erigida, en el paseo peatonal de la Ciudad del Guaso.

Otra vez en Guantánamo discurso oficial riñe con verdad, nuevamente sin argumentos convincentes, las promesas quedan solo en eso, en promesas, una práctica que arruina la honestidad.
En una especie de burla a la historia, y de expropiación forzada, Enriqueta se injerta en una tierra que jamás pisó.

Hoy la escultura es objeto de vandalismo disfrazado de inocencia, quizás amparado en la ignorancia sobre el significado de la obra que se profana, o tal vez como reacción a destiempo por la actitud de quien desafió los atenazantes cánones del siglo XXl respecto a la identidad de géneros.

Las redes sociales se hacen eco de las opiniones más diversas a modo de desahogo. Rapto de patrimonio, colonización cultural, regionalismo en el amado terruño por solo destacar algunas. Cabe mencionar que el amor a lo propio y otra vez la impotencia por tener que ver de lejos lo que nos correspondería disfrutar de cerca nos ha conceptualizado erróneamente de localistas.

Para sustentar sus incesantes reclamos en torno a que es en esta ciudad y no en Guantánamo donde debe estar asentada la obra del Dr. Favez, como se le conoció en la época, los baracoenses esgrimimos sólidos argumentos: fue en este punto de la geografía donde rubricó Favez su obra hipocrática a favor de los menos favorecidos, donde parapetó su cuerpo femenino entre ropas de hombres, un desafío a las usanzas de la época, pues como fémina tenía prohibido el privilegio de ejercer la medicina.

Dejar correr el tiempo sin pronunciamientos oficiales al respecto es fortalecer la intención de eternizar a Enriqueta en tierras guantanameras, un acto de flagrante violación del derecho como pueblo a atesorar su patrimonio, y a la vez azuza el olvido sobre un delicado fenómeno histórico-cultural.

El grupo de Facebook «Baracoesos» propone moldear una propia Favez con bronce que alcancemos a colectar aquí… y no dudo de que, si se intenciona se logre . Pero sería resolver el fenómeno y no las causas que lo originan, con lo que correríamos el riesgo de volver a repetir agravios similares.

Compete a los decisores estimular acciones para que, de una vez y por todas la estatua del Doctor Favez viaje definitivamente a la tierra donde por derecho propio le corresponde estar.

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