Oscar Durán
La Habana.- A los espirituanos le acaban de explicar sobre la inestabilidad del pan en la provincia, de la boca de Víctor Díaz Acosta, director de la Empresa Provincial de la Industria Alimentaria. Con una camisa bien apretada, como si fuera un pinguero, Díaz Acosta culpó al bloqueo, la pandemia y la guerra Rusia-Ucrania por la escasez del alimento.
No sé ustedes, pero a mí me parece risible cómo un dirigente sale en pleno 2023 a dar explicaciones por la falta de pan en un territorio. Increíble, a donde hemos llegado, caballero. El pan, señores, ni pan tenemos los cubanos. Nos inventan 89 excusas y siempre quedan ellos como las víctimas.
El día que eso se caiga -porque se va a caer-, yo voy a ver dónde se van a meter todos estos mentecatos. A este mismo, el tal Víctor Díaz, deberíamos ponerlo en una panadería de custodio por 30 años consecutivos y con un cartelito en el pecho: “yo soy comunista y le ofrezco disculpas al pueblo por prestarme para tanto descaro”. Así es como deben pagar todos. No hay necesidad de eliminarlos. A este tipo de gentuza es mejor matarlos en vida, para que sientan de cerca el sufrimiento.
Leer la entrevista en el Escambray es indignante (https://www.escambray.cu/2023/que-pasa-con-el-pan-de-la-canasta-familiar/). Ellos mismos se echan más tierra arriba. Hablando de esfuerzos pues, según el directivo, “están obligados a tener una rastra de manera permanente en La Habana o Cienfuegos, porque una vez liberada la harina a la provincia, se genera un gasto de combustible diario, estibadores que no duermen y panaderos que no tienen hora para trabajar”.
Es decir, espirituanos, estamos presentando problemas con la materia prima, pero tienen que ser conscientes del “esfuerzo sobrehumano” del gobierno para hacerles llegar el pan. En otras palabras: los tenemos pasando siete varas de hambre, no obstante, agradezcan nuestro sacrificio.
Así andan las cosas por nuestra islita y seguirán de mal en peor. La Seguridad del Estado persiguiendo a los activistas políticos, gastando combustible por gusto, mientras hay un pueblo muriéndose de hambre pidiendo a gritos, aunque sea, 60 gramos diarios de pan.
Por eso nos convertimos hace rato en el centro de la nada, esperando un milagro por parte de unos gordiflones vestidos de guayaberas, repitiendo todos los días que la Revolución y el Socialismo son el camino. Sí, claro, el camino de la desgracia.