Por Esteban Fernandez Roig jR.
()mIAMI.- Sí, nos gusta decir que somos “genio y figura hasta la sepultura”. El 90 por ciento de los hombres (y quizás me quedo corto) somos seres visuales que cómemos con los ojos.
¿Usted nunca ha escuchado decir que «En la vida la belleza interna es más importante que la externa”?
Debía ser así porque es completamente cierto, sin embargo, es muy difícil poder negar que lo primero es la atracción física y después pasamos a indagar lo segundo.
De lejos, no todos los gatos son pardos, a muchos metros de distancia podemos darnos cuenta cuando una mujer nos gusta, pero en la lejanía ningún ser humano nos impresiona como “un dechado de virtudes”.
Sí, sin lugar a dudas la belleza física se deteriora con el paso de los años y lo que queda son “Los buenos sentimientos, el corazón, la bondad”. Esa es una ley inexorable de la vida.
Lo importante es que se enamore el ALMA de una mujer, y viceversa. Y que esa dama nos encandile la vista y solo la veámos a ella. Suertudos somos los que encontramos la media naranja. The “one an only”.
Pero, de eso nos enteramos después, lo primero es la pasión que nos despertó y más tarde pasamos a darnos cuenta de que es una persona chévere, buena y que además de los atributos corporales tiene una bellísima personalidad.
A veces resulta todo lo contrario. Por ejemplo, a algunos les encanta Jennifer López, y cuando la conocen todos coinciden en que es un bofe, una diva engreída. Como el bello pavo real hasta que abre el pico.
Yo pregunto: ¿Hay alguien que pueda ser tan mentiroso de decir que: “Estaba parado en el Versailles de la 8 tomando café con unos amigos, y pasó una mujer toda destartalada y comencé a piropearla y a declararle mi amor a ese esperpento porque pude notar que tiene un buen corazón y un espíritu muy puro?»
¿Si usted es soltero no ha tenido gente que trata de ligarlo con alguna amiga de ellos en una cita ciega?
Y el susto que pasa cuando comienzan a detallarles las cualidades que posee ella: “Lo inteligente y buena que es, lo bien que cocina, el tremendo empleo que tiene”…
Se niegan rotundamente a contestar la pregunta clave: “Oye, ¿está buena tu amiga?” Y, a duras penas responden: “¡Muchacho, es un estuche de monerías, es interesantísima!”
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