Arturo Mesa
Atlanta.- Decepción es lo que puede quedar luego de escuchar a un canciller en el examen de los derechos humanos mentir de la forma que lo acaba de hacer el nuestro. Yo diría que se miente él mismo y está probado que de tanto mentirse uno mismo te llegas a convencer.
Mentir es hoy lo único que se puede hacer para intentar seguir confundiendo a la opinión internacional sobre la realidad que (des) vive Cuba. Sigue siendo inmoral no admitir la incapacidad del gobierno de gestar un mínimo de bienestar ciudadano luego del llamado ordenamiento, creado y concebido en sus oficinas con las aprobaciones de todos los que aún nos dirigen. Y se siguen llamando gobierno.
Parece que al canciller se le olvidó cuando le dijeron “no mentir jamás”. Yo entiendo que en el fondo todo esto se trata de un trabajo, de un sencillo puesto de trabajo que reporta beneficios aunque se puede ser más digno desde una panadería, desde la puerta de un restaurant o un taller de costura, siempre que se respete el principio del decoro y el respeto a la verdad.
Después de crear una sociedad de hombres de ciencia y letra hoy estamos creando una sociedad de falsa moral y mentirulientos hasta en el discurso oficial.
Por desgracia, hasta el día de hoy, la esencia de la vida en sociedad se basa en tener un empleo digno al que te puedas dedicar -gústete o no- y con el que puedas mantener un sueño o una familia. Hay quienes se suman a campañas que ni entienden porque así obtienen beneficios para llegar a sus sueños, lo cual resulta cínico y criticable, pero también es cínico y criticable quien lo tiene todo y para no perder nada construye frases manidas y absurdas con la intención de manipular y luego mantener míseros privilegios por más modestos que estos sean, dígase viajes, alimentos o un transporte seguro al trabajo.
Todo lo que nos pasa hoy es triste y espero que nos sirva de lección para el próximo ejercicio ciudadano. Es una mentira repetida al infinito y una manipulación constante del verdadero mensaje. La historia, por su parte, hará su parte eliminando para siempre la posibilidad de un sistema social alternativo al que prima hoy en el mundo y en cada libro habrá un capítulo que detalle todas las mentiras piadosas o manipuladoras que son usadas para no admitir que el principal y verdadero obstáculo para el renacer del país, está en el intelecto y la honestidad de los que nos gobiernan.
