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¿TIENE CALIDAD LA EDUCACIÓN EN CUBA? II

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Por Jorge Sotero
La Habana.- Esta vez la jefa envió la pregunta primero a mi amigo Oscar Durán, quien dijo todas esas cosas que me hubiera gustado esgrimir. Pero a veces es válido ir detrás y no llevar la contraria. Incluso, uno puede cuestionarse cómo es posible que te pregunten si tiene calidad la educación en un país donde nada tiene calidad.
Las escuelas cubanas se caen a trozos. No hay pupitres, ni libros, ni uniformes, ni cuadernos, incluso la que fue ministra hasta principios de años -Ena Elsa Velázquez- está presa, bajo investigación por cualquiera sabe qué, porque en Cuba todo es secreto. Aunque hay quien dice que por tráfico de inmuebles, pero me suena raro porque no hay ni inmuebles.
Un sobrino que estudia Medicina, me dijo que de su grupo queda menos de la mitad de los que iniciaron el año anterior. Y eso que estaban en cuarto. Porque ya nadie quiere -dice- ser médico y mucho menos que le condicionen la posibilidad de irse de Cuba, que es para lo único que los cubanos dicen estar listos al instante.
En la mayoría de las escuelas falta la mitad o más de los maestros. En los círculos infantiles de La Habana no hay educadoras, Una amiga me dijo hace una semana que en el que está su niño, de dos años -en Nuevo Vedado- la directora le había dicho que no tenían ‘seños’ ni asistentes y que tal vez tenían que cerrar.
En Cumanayagua, donde vive mi familia, pasa lo mismo. Hay educadoras para los círculos pero nadie quiere ser maestro. No hay profesores para la secundaria ni el pre, incluso ni los alumnos quieren estudiar, porque creen que es mejor tener dos vacas y sacarles leche, o recoger café, que irse a una escuela a perder el tiempo porque después no podrás hacer nada.
Cuba es un país enfermo, y la Educación, de la que durante años dijeron que era uno de los dos grandes logros, es ahora un forúnculo para el sistema, que ve como todo se desmorona ante la incapacidad generalizada de hacer algo para evitarlo.
Por no haber, no hay ni profesores de inglés que le enseñen al Hombre de la Limonada algo elemental de gramática y fonética, algo que debió aprender para hacerse doctor, un grado científico que, después de verlo a él y a su amigo Joel García -el periodista de Trabajadores- ha perdido para mí todo el valor.
No, Oscar. No, Helena. La Educación cubana no tiene calidad. Sin maestros, sin escuelas, sin útiles escolares y mucho menos sin vocación de los profesores y sin motivación -dígase salarios- ningún sistema educacional funciona. Lo siento, pero para mí no solo no funciona, sino que es un desastre.

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