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Yoandy Riverón, ni empresario ni emprendedor: chivato y represor

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Por José Raúl Gallego ()

El represor y oficial de la Seguridad de la Estado Yoandy Riverón González, alias «Cristian», continúa expandiendo su fachada de empresario en Cuba.

El Proyecto de Desarrollo Local M & Max, propiedad de quien hace apenas unos años se dedicaba a reprimir a profesores y estudiantes de la Universidad Central de Las Villas, ahora lanzó una colección de perfumes. Esta colección incluye el «aroma oficial» por los 510 años de la fundación de la villa de Remedios.

Este nuevo negocio, que solo es posible con el beneficio de las autoridades locales, se suma a la fábrica de jabón. Esta fue montada por el represor Riverón, en la antigua fábrica de bicicletas de Caibarién. Además, está la mypime MercaSurl, dedicada a revender productos de primera necesidad, que incluye algunos importados desde Estados Unidos.

Usando los privilegios que le permite ser miembro de la policía política y en un ambiente de corrupción institucional, Riverón ha acumulado una considerable fortuna. La competencia es limitada o aplastada por el PCC, que lo favorece.

Ese dinero le permite realizar viajes fuera del país, al capitalismo que tanto dice odiar. Además, puede continuar ampliando sus negocios, mientras recibe publicidad gratuita en medios oficialistas, como Cubadebate.

Si eres confiable al PCC se te abren puertas

Es el tipo de emprendedores «confiables» que el PCC necesita venderle al mundo. Quieren enseñarle a la Unión Europea una apertura que no es tal. Mientras, afianzan el poder de criminales y violadores de derechos humanos, leales a la cúpula castrista. El día de mañana, si fuera necesario, serán los nuevos Putin, Lukashenko, Nazarbáyev o Yakunin. Ellos están dispuestos a preservar la dictadura que les favorece, pero con economía de mercado.

Riverón no es un empresario. Riverón es un oficial de la Seguridad del Estado, un represor de estudiantes y profesores y un simple chivato. El PCC le ha dado licencia y beneficios para hacer negocios. En un entorno de libre competencia, difícilmente pudiera hacer lo que hace.

El peligro y lo injusto de esto es que hay personas a las que Riverón casi destruye sus vidas cuando los acosaba, los amenazaba, los interrogaba y hacía que los expulsaran de sus carreras en la Universidad de Las Villas. Estas personas no han recibido justicia.

Hoy, los sucesores de Riverón continúan esas mismas prácticas con los muchachos que en la UCLV protestaron por el tarifazo de ETECSA. Todo esto se hace impunemente, esperando que el día de mañana les llegue el mismo premio que a Riverón. Así pueden montar su negocito con privilegios, para irse luego con su mujer y sus hijos a pasear por Punta Cana. O, a veces, por el lujoso Montecarlo, disfrazados de «emprendedores».

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