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Por Chucho del Chucho ()
Miami.- La dictadura en Cuba afecta profundamente al pueblo que prefiere no involucrarse en temas políticos, aunque no lo haga de manera evidente o directa. Esa falta de «meterse» no los exime de las consecuencias de un sistema que ha moldeado cada aspecto de la vida diaria, política y económica en la isla. A continuación, te detallo algunas de las formas en las que esta situación impacta:
1. Privación de derechos fundamentales
La dictadura cubana niega al pueblo derechos básicos como la libertad de expresión, de prensa, de asociación y el derecho a participar en elecciones libres y justas. Aunque algunas personas elijan no involucrarse en temas políticos, esta falta de libertades los afecta inevitablemente. El pueblo está sometido a un control constante, donde cualquier crítica al sistema o a las autoridades puede ser interpretada como una amenaza, lo que ha generado una cultura de miedo y autocensura.
2. Represión y temor generalizado
El aparato represivo del régimen, que incluye a la policía, los órganos de seguridad del Estado y las ciberclarias (colaboradores que delatan o reprimen en redes), actúa con brutalidad contra quienes se atreven a cuestionar al sistema. Aunque aquellos que no «se meten» en política podrían pensar que están a salvo, el temor a la represalia sigue presente. El miedo a perder el empleo, ser vigilado o arrestado es constante, lo que crea un ambiente de pasividad forzada.
3. Control económico
En el contexto de la dictadura cubana, el aparato estatal controla casi toda la economía. Esto implica que el acceso a recursos, empleos y oportunidades está condicionado a la lealtad política o a mantener una postura neutral. Las personas que «no se meten» en política, aunque eviten las confrontaciones, dependen de un sistema económico centralizado que limita su crecimiento personal y bienestar. A largo plazo, la economía planificada y las restricciones impuestas por el embargo y la ineficiencia del régimen reducen las oportunidades para todos.
4. Desconexión de la realidad política
El desinterés o la decisión de no involucrarse en la política puede llevar a muchos a un estado de desconexión con la realidad, lo que a veces es promovido por el propio régimen. Al desincentivar el activismo y las críticas, el sistema mantiene a la población ocupada en la supervivencia diaria, dejándolos con poco espacio para reflexionar sobre la política o involucrarse en un cambio. Esta desconexión es uno de los factores que perpetúa la dictadura, ya que impide que surja un movimiento unificado de resistencia.
5. Pérdida de identidad colectiva
Históricamente, la dictadura ha promovido la idea de que la política es exclusiva del Partido Comunista y que cuestionar o discutir otras ideas es traición. Esto ha creado un ambiente donde los cubanos que no se involucran activamente en política también sufren una pérdida de identidad colectiva. El país está fragmentado entre quienes apoyan al régimen, quienes lo resisten activamente, y aquellos que prefieren mantenerse al margen. Esta fragmentación debilita la capacidad del pueblo de movilizarse y exigir cambios.
6. Impacto en la juventud
Los jóvenes que crecen en este entorno aprenden desde temprana edad que es más seguro no involucrarse en temas políticos. Aunque el desinterés puede protegerlos temporalmente, a largo plazo limita su capacidad de exigir cambios y mejoras en su futuro. Esto perpetúa la falta de oportunidades, ya que la juventud se siente atrapada en un ciclo donde la política es vista como algo ajeno y peligroso.
7. Dependencia del exterior y migración
La indiferencia política no protege a las personas de los efectos económicos de la dictadura. A medida que el sistema cubano colapsa internamente, los cubanos que no se meten en política también sufren las consecuencias de la escasez, la falta de oportunidades laborales y la degradación de los servicios públicos. Muchos de ellos ven en la migración la única salida, y esto contribuye al éxodo masivo que ha debilitado aún más el país. La dependencia de las remesas del exterior es otro de los efectos directos sobre quienes no se involucran políticamente.
Conclusión:
Aunque el cubano que prefiere no «meterse» en política crea que puede evitar problemas con el régimen, en realidad sigue siendo víctima de un sistema que afecta cada aspecto de su vida. La represión, el control económico y la falta de libertades moldean el día a día de todos los cubanos, incluso de aquellos que no se manifiestan abiertamente. La inacción contribuye, en cierta medida, a la perpetuación de la dictadura, que se beneficia del silencio y la pasividad del pueblo, mientras este sufre las consecuencias de un sistema que, tarde o temprano, afecta a todos.