Por Esteban Fernández Roig
Miami.- En Cuba nos llamaron gusanos, lumpen, escorias, traidores, niños bitongos, y cien epítetos más. Me resbalaron.
Aquí, por ser Republicanos, nos cubren de insultos, desde las épocas de Richard Nixon y del glorioso Ronald Reagan, hasta la actualidad.
Nos llaman “basuras”, deplorables, hitlerianos, nazis, racistas, fascistas, y me limpio con todos esos errados y estúpidos adjetivos que nos adjudican.
Sé que no soy un gusano ni basura. Soy simplemente un cubano, persona decente, que vio claramente lo que el castrismo llevaría a Cuba, y hoy vislumbro el peligro (muy parecido al que preví en 1959) que corre esta grandiosa nación.
Decir lo que siento y pienso es un derecho inalienable que debí tener en Cuba y considero todavía tener en este país.
Pudiera redactar cien cuartillas sobre los motivos que tengo para preferir y votar por todos y cada uno de los candidatos que detrás de su nombre tengan una “R”. Y otras cien para barrer el piso con el Partido Socialista Demócrata. No lo haré.
Sólo diré que lo hago porque es mi derecho, porque debo poseer la alternativa de ponerme una gorra con el emblema MAGA sin que nadie se atreva a insultarme por eso, y sobre todo porque me da la gana.
Ya voté por Donald Trump y JD Vance. Y al que desee insultarme por eso, este es un buen momento para hacerlo públicamente.
No, no voy a reciprocar los ataques de los que quieran llamarme “garbages”, simplemente voy a bloquearlos, sacarlos de mi página. Ojalá hubiera tenido esa alternativa en Cuba.
Y a mis amigos, no tengo necesidad de incitarlos a votar por los Republicanos porque ya lo hicieron y lo harán. Por algo son mis amigos.
Y ojalá los cubanos encontremos al líder que nos conduzca a lograr MAKE CUBA GREAT AGAIN como el que tienen hoy los norteamericanos.
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