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Por Aliet Arzola Lima ()
La Habana.- En el deporte existen momentos de quiebre en los que la historia y los pronósticos pierden todo sentido para dar paso al caos, a la sorpresa. Justamente a eso apuesta Cuba en su duelo contra Italia, enfrentamiento que por pasado y presente se inclina a los europeos.
Sin embargo, todo puede cambiar. No debe existir un equipo tan condicionado por sus estados de ánimo como Cuba, que en plena inspiración es capaz de derrotar en su casa a dos de los mejores del mundo.
El problema es que muchas veces se les apaga la llama y pueden caer contra los penúltimos de la tabla.
Ese vaivén emocional es el mayor riesgo contra Italia, conjunto moldeado a la perfección por un entrenador de alto calibre como Ferdinando Di Giorgi, a quien Simón y Yant conocen a la perfección porque los dirigió en la Lube.
Los bambinos son excepcionales en la contención en la red para dar paso a contrataques perfectos y combinaciones rápidas, explotando todas las zonas de la cancha.
Michieletto, un monstruo del voleibol. Zurdo de 2.11 m con saque endiablado y un dominio total de todos los registros de juego.
Gianelli, un mago del pase. Visión excepcional de la cancha y exquisita capacidad de distribución. Resalta por su plasticidad, elegancia, inteligencia y versatilidad. Mi jugador favorito de Italia.
Gargiulo, un muro de contención en la red con una lectura privilegiada del pase rival.
Al margen de estas figuras, Italia es un monstruo de 14 cabezas. Este año comenzaron la VNL sin cinco de los jugadores que ahora están en la nómina, lo que ilustra su profundidad de los actuales campeones del mundo.
Nombres que quizás no suenen tanto como Porro, Bottolo o Galassi pueden ser un verdadero dolor de cabeza y probablemente ni salgan como titulares.
¿Quiere decir esto que son invencibles? Rotundamente no. Francia, Brasil, Alemania o Ucrania le sacaron los colores en esta VNL y Cuba puede seguir el mismo camino con un rendimiento perfecto y, sobre todo, estable.
Entonces, a cruzar los dedos…