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VIOLENCIA Y HAMBRE PARA OFRECER

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Por Anamely Ramos ()

Miami.- Lo que han hecho hoy en Cuba, al llevarse a Félix Navarro primero en Perico, justo el día de la visita de su hija Saily, y luego a José Daniel en Santiago de Cuba, es un mensaje montado aparentemente para fuera de Cuba. El mensaje es simple: aquí mandamos nosotros.

A base de estos golpes de fuerza ellos mantienen las posibilidades en su rango de control. Son ellos los que sueltan y son ellos los que aprietan. Cuando les conviene, son ellos los que vuelven a soltar. Lo que demuestra lo anterior es que el tribunal supremo haya emitido una nota sobre la revocación de Ferrer y Navarro. Lo envió directamente a los medios de prensa extranjera acreditados en Cuba. Estos medios se comportan desde hace mucho tiempo como caja de resonancia de la Seguridad del Estado. En la situación de secuestro en que se encuentran, no solo no informan, sino que ni pueden mantener el pulso de una noticia ya dada.

Detrás de toda esta operación montada para externalizar una vez más la crisis cubana, queda la miseria cotidiana y poco mediática del pueblo. Su ira contenida, pero creciente. Queda también la imposibilidad de un gobierno de garantizar lo mínimo para la vida.

Quedan las prisiones como el lugar de expiación máxima de toda esta desgracia, y los cuerpos que allí padecen, muchas veces en la sombra. Mantener esa sombra sobre esos espacios de la realidad es el objetivo máximo, que la gente no pueda ver, mucho menos sorprender.

Ellos están haciendo lo que han hecho siempre. Se adelantan y dan ellos el zarpazo mayor. El desprecio que muestran a los cubanos, sobre todo a los de adentro, no se manifiesta solo en la violencia, sino en intentar cortar todo el tiempo las posibilidades que el pulso social va mostrando. Además, quieren mantener a todos en jaque. Aunque para eso tengan que dispararse ellos mismos en el pie.

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