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Por Arturo Mesa ()

Atlanta.- Cuentan que un Mesías es una especie de salvador que se va a sacrificar por tus pecados y te va a dar el gran cambio de vida que mereces. O algo de eso.

Cada vez que alguien protesta por algo en Cuba, “pues ha llegado el Mesías”. Pero sucede que al tal Mesías, “los que han de ser salvados” jamás lo han acompañado en sus largos tormentos y muchos de los tales Mesías cumplen largas condenas. Otros fueron deportados y a los más recientes les otorgamos miles de likes, pero jamás nos sentamos en una plaza junto a ellos ni salimos a las calles cuando hicieron sus auténticos llamados.

Si usted quiere que su país cambie, empiece por cambiar usted, y no precisamente en un post de Facebook. Mientras vaya a la Plaza, vote en las urnas, pague el CDR, la MTT y haga exactamente como le dicen en su trabajo de qué vale alardear del uso de términos como “dictadura” y “tiranía” que no han llevado a nada en varias décadas ya.

Cuentan que le falté el respeto a la valentía del estudiantado. Poco me importa la opinión que pueda haber sobre mí, y si quieren que me disculpe, pues lo hago, pero solo porque después de cientos de textos escritos para exponer los cientos errores del gobierno, no logré contribuir a que los lectores interpretaran mejor un sencillo mensaje de tres oraciones. ¡Cuánto lo lamento! Tampoco me puedo disculpar porque aún no veo el error de significado, además de que aprendí a leer la historia por mí mismo y no por el post de los diez mil likes y los trescientos shares.

Cositas que explicar

Yo entré a un aula acabado de graduarme, y no precisamente graduado de docencia, y no salí hasta que las instituciones corruptas (y demostradas) de mi Ministerio me negaron la posibilidad de emprender doctorados internacionales en mi especialidad (no era confiable), así que evítense el discurso del estudiantado.

Luego di hasta clases en escuelas de mi barrio de gratis tan solo porque no tenían otro profesor de inglés, así que evítense la perorata también, que (a menos que tenga más de 60 años), usted no sabe más de estudiantes que yo, además de que el mensaje dice claro: «mi corazón con ellos».

La parte que más disfruté de los erúditos en el tema fue la de la historia del estudiantado nacional. Quizás vendría a bien aquí explicar dos cositas.

Uno: los nombres que intentaron mencionar murieron en sus actos o cumplieron largas condenas ¿es eso lo que se pretende? Curiosamente entre la larga lista de estudiantes que pude leer evitaron mencionar otros estudiantes más… digamos… “escabrosos de mencionar”, porque de hacerlo, a comparsa feisbukiana se los traga.

Y dos: recuerdo además, que en aquellas épocas mencionadas, algunos de esos estudiantes acudían a sus encuentros “armados” lo cual hacía algo más difícil actuar sobre ellos. ¿Qué defensa puede haber hoy? ¿Alguien tiene armas para atacar el Palacio Presidencial? ¿Hay en donde comprarlas? Y aunque lo hicieran, ¿es esa la sociedad de violencia que se quiere construir? Y si usted está convencido de que la cosa es por ahí, muy bien “esperamos por el concurso de sus modestos esfuerzos”.

Creo en la vía pacífica

En esa no voy yo, yo voy por destapar cada mentira y manipulación de la oficialidad como debería hacer cada sociedad democrática y culta que pretenda construir desde la paz un futuro superior. ¿Será que el aborigen no podrá soñar con el modelo Nórdico-Europeo? “¿Ha visto usted cuán contradictorias y ridículas fueron las explicaciones de los máximos dirigentes de Etecsa y del mismo Presidente? ¿Sabe usted cuántos sinónimos de “Bloqueo” ha tenido que buscar el señor DC para ver si alguien todavía le cree?

Pero a mis estudiantes no. Llámeme como quiera. A mis estudiantes yo los quiero ver estudiando, abriéndose camino y prosperando para que ese futuro superior, venga de ellos y no de otro Mesías más de turno.

Yo creo en la vía pacífica e intelectual y si creyera en la violencia, mi dignidad me dice que para ello, al menos tendría que estar en la candela y no escribiendo en Facebook desde mi conexión abierta y sin necesidad de paquetes de datos. Si de ellos sale el parón, la sentada y la huelga, vuelvo y repito: mi corazón con ellos.

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