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Una oportunidad perdida

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Por Sergio Barbán Cardero ()

Miami.- La reciente celebración del Día de la Independencia de los Estados Unidos en su sede diplomática de La Habana fue mucho más que un acto protocolar. Fue un espacio simbólico donde coincidieron jóvenes, activistas, emprendedores, artistas, economistas, académicos, religiosos, familiares de presos políticos y ciudadanos de a pie.

Todos ellos representan una Cuba plural, digna, valiente y, sobre todo, dispuesta al diálogo.

El jefe de la misión diplomática expresó su pesar por la ausencia forzada de algunos invitados, impedidos de asistir por la Seguridad del Estado. También lamentó que las autoridades cubanas no aceptaran una invitación cordial.

Ese grotesco gesto de negar la presencia oficial y, además, reprimir la participación ciudadana; muestra una contradicción que ya no se puede disimular.

Ellos no quieren acercamiento

El régimen cubano ha perdido una gran oportunidad. Podía haber dado al mundo una señal, aunque fuese mínima, de buena voluntad, de apertura, de voluntad real de entendimiento. Pero una vez más, eligió el camino del encierro, la censura, la soberbia y la hostilidad.

¿Cómo puede pedir un acercamiento con Estados Unidos si, cuando se le ofrece la mano, responde con puertas cerradas y vigilancia?

Aun así, muchos cubanos desafiaron el miedo y las restricciones para estar allí. A ellos, nuestro respeto y admiración. Su presencia fue un acto de coraje cívico, una afirmación silenciosa pero contundente de que Cuba no se rinde.

Este 2 de julio, en La Habana, dejó en evidencia algo importante: mientras el régimen sigue anclado en el pasado, hay cubanos que siguen caminando hacia el futuro. Y hay aliados que, como el secretario de Estado Marco Rubio, no se cansan de decir: “Les apoyamos.”

¡Mi respeto y apoyo a todos los patriotas que asistieron y a los que les impidieron llegar!

¡VIVA EL 4 DE JULIO!

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