Enter your email address below and subscribe to our newsletter

UN SOLO GOLPE Y QUE SEA SUFICIENTE

Comparte esta noticia

Por Carlos Carballido ()

Dallas.- En 1962, Akira Kurosawa lanza quizás la escena más emblemática del cine samurai en Sanjuro (Tsubaki Sanjuro) que recibió demasiadas risas por la hemorragia de sangre y la ignorancia de occidente.

Sin embargo, años más tarde el propio Kurosawa afirmaría que solo quiso alertar a la tendencia del cine comercial acrobático sobre una temática sagrada que se estaba alejando de un elenco cultural en el ADN japonés.

La escena es protagonizada por mi actor preferido Toshiro Mifune y un incipiente Tatsuya Nakadai que, años más tarde, confesaría que se sorprendió mucho en la escena con el magistral movimiento que haría su oponente.

Kurosawa, que era estricto en el correcto uso de la espada y se apoyaba en expertos asesores de Kenjutsu, le había dicho a Nakadai que se evocaría el famoso movimiento Tsubame Gaeshi (giro de la Golondrina) del legendario Kojiro Sasaki en su combate final con el Sanpai, Musashi Miyamoto.

La escena se hizo en una sola toma y según el propio Nakadai fueron los 30 segundos más largos de su vida.

Mifune aprendio en el ejército

Mifune, quien había sido soldado del ejército y de algún modo practicó kenjutsu militar sin grandes avances, confesaría que tuvo que ensayar hasta la perfección ese movimiento inverso, hasta el momento poco conocido entre los practicantes del arte de la espada.

De algún modo evoca el Tsubame Gaeshi (años después utilizado en Judo) pero en este caso obliga a desenvainar con la mano contraria y de un modo que pueda girar la espada para que el contrafilo quede disponible en el empuje de la mano contraria hasta encontrar las mismas entrañas del oponente.

Algunos maestros confiesan que esta escena pudo haber sido innovadora, pero todos destacan que lo que quiso transmitir Kurosawa era la esencia del espíritu en cualquier arte marcial: un solo golpe y suficiente.

La espada, como la vida misma, se desenvaina no para exhibirla en acrobacias sino para acabar de una buena vez con tu oponente.

El cine de artes marciales posterior a Sanjuro (significa hombre de 30 años) no siguió el mensaje. Kurosawa desafiaba la industria queriendo honrar la tradición y eso no da dinero.

Y así ha sido en todo lo demás. El Reparto y la fatuidad de las redes, para los cubanos, por ejemplo, son la metástasis completa.

Yo, sigo prefieriendo a Kurosawa y contra mi propio riesgo.

Deja un comentario