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Por Adalixis Almaguer ()
Miami.- A todos los maestros, profesores, educadores, pedagogos, que hoy están parados ante la disyuntiva de apoyar a los estudiantes que reclaman sus derechos -y los de todos los cubanos- o seguir siendo la fragua dictatorial, les recuerdo que Cuba no nació en el 1959, aunque así lo quieran aparentar. Ustedes a la dulce esperanza de la patria se deben.
Tuve excelentes maestros, no lo duden. Y sí, me enseñaron (de algunos aún aprendo), pero junto a las letras y las tablas de multiplicar me adoctrinaron CASI TODOS a como le dio la gana al malvado de Birán. Algunos porque profesionalmente les satisfizo -o qué se yo, humanamente-, pero otros porque no tuvieron opción, porque era eso o abandonar el magisterio y prefirieron no hacerlo bien, pero seguir haciéndolo.
Entonces a esos muchos les recordamos que la patria no puede esperar, porque la patria es su gente. Ya va siendo hora de que pongan en una balanza lo que están sacrificando, lo que están matando y comiencen de verdad a educar. La primera cartilla debería ser la libertad. La libertad de expresarse, de disentir, de pensar.
A los pocos: ustedes fueron el pedacito al que mi generación se asió. Esto que vivimos hoy de algún modo son los frutos. ¡Gracias!
«El interés social no es un impulso de la sensibilidad, sino de la razón; y algunas teorías, llamadas filosóficas para deshonra de la filosofía, no son sino delirios que sirven de castigo a los mismos delirantes. Existe sí, existe el espíritu público y mucho más en los pueblos cuyas circunstancias proporcionan pábulo a esta llama que destruye el crimen y acrisola la virtud.» Félix Varela