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Washington.- Para reivindicar el éxito de los ataques estadounidenses en Irán, a pesar del informe preliminar de una agencia del Pentágono que afirmó lo contrario, el presidente Donald Trump utilizó una comparación atrevida. Recordó uno de los momentos más oscuros de la Segunda Guerra Mundial: «El ataque a Fordow puso fin a la guerra, como Hiroshima y Nagasaki».
En una conferencia de prensa con el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, en La Haya, durante todo el día, a través de encendidas publicaciones en su plataforma de redes sociales Truth, Trump no ocultó su enojo por el informe que minimiza la escala de los ataques. Sobre todo, mostró su enojo contra CNN y The New York Times.
Esos medios de prensa, efectivamente, fueron los primeros en informar el análisis de la Agencia de Inteligencia de Defensa. Según el análisis, los ataques a Fordow y Natanz dañaron las entradas, pero no destruyeron las instalaciones subterráneas.
Como resultado, el programa nuclear iraní se retrasó «solo unos meses» y no «décadas», como lleva días afirmando el presidente estadounidense.
Es más: según las evaluaciones de la agencia, las reservas de uranio enriquecido de Irán se habían trasladado a sitios secretos antes del ataque.
«Dentro todo se ha derrumbado, los túneles se han derrumbado, nadie puede entrar a ver», continuó respondiendo Trump desde La Haya. Acusó a los periodistas de la CNN y del New York Times de ser «enfermos, malos, escoria» y portadores de noticias falsas que quieren «desacreditar» su presidencia, a las Fuerzas Armadas estadounidenses y a Estados Unidos.
«Hemos recopilado información adicional y hablado con personas que vieron el sitio, y lo han eliminado!», insistió Trump.
Por su parte, el secretario de Defensa, Pete Hegseth, anunció una investigación del FBI sobre la filtración, alegando que se trataba de una maniobra política.
«Las bombas cayeron exactamente donde debían caer», enfatizó el jefe del Pentágono. El jefe del Pentágono estaba en la cumbre de la OTAN junto con el secretario de Estado, Marco Rubio.
Trump reiteró entonces su confianza: «La guerra ha terminado; Israel e Irán están cansados, exhaustos; no creo que vuelvan a atacarse».
Luego anunció que habrá una reunión con los iraníes la próxima semana.
Aún no está claro quién encabezará las delegaciones ni dónde se llevarán a cabo las conversaciones. Sin embargo, el presidente estadounidense rebajó las expectativas. Subrayó que, aunque no haya un acuerdo real, firmado y refrendado, «lo único que queremos es lo que pedimos antes, es decir, que Teherán no tenga energía nuclear».
Mientras, no hay señales positivas de Irán en ese sentido. Hace apenas unas horas, el Parlamento votó a favor de suspender la cooperación con la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA).
«La Agencia Internacional de Energía Atómica, que se negó a condenar siquiera marginalmente el ataque a las instalaciones nucleares iraníes, puso en peligro su credibilidad internacional», atacó el presidente del parlamento, Mohammad Bagher Ghalibaf.
Así, anunció que «la Agencia de Energía Atómica de Irán suspenderá su cooperación con el AIEA». Esta suspensión durará hasta que se garantice la seguridad de las instalaciones nucleares.
Un preocupante revés que, según Rusia, es consecuencia de la operación estadounidense. «Es una consecuencia directa del ataque no provocado» contra Teherán y de los ataques «sin precedentes» a sus instalaciones nucleares, declaró el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov. Especificó que mantiene un estrecho contacto con sus socios en Teherán.
También Moscú opinó sobre la magnitud de los daños a las instalaciones, declarando que «no hay datos realistas por el momento». «Debemos esperar hasta que sea evidente», añadió.
Sin entrar en detalles técnicos, mientras, Irán sigue afirmando que las instalaciones nucleares sufrieron graves daños. Exige a Washington el pago para las reparaciones. A la vez, amenaza con presentar una demanda contra Estados Unidos ante las Naciones Unidas. (ANSA)