
Newsletter Subscribe
Enter your email address below and subscribe to our newsletter
Eduardo Longa podía ser una cifra más en el número de las muertes por violencia que ha aumentado en Cuba. Sus atacantes parece que perseguían que no sobreviviera. Le dieron una severa paliza para quitarle la moto y un celular. Una moto y un celular por la vida.
Ese hubiera sido el final de uno de los músicos más queridos y admirados de la escena cubana de rock y metal.
Todo ocurrió a las 03.00 am en La Habana. Los golpes y el vértigo de la violencia arremetieron contra el cuerpo del Longa que pudo sobrevivir al ataque que le provocó múltiples heridas y requirió atención médica de urgencia. Casi pierde el conocimieno. Apenas se acuerda de nada.
El testimonio de la violencia es el dolor. Le desviaron el tabique, le provocaron varias heridas en la cabeza y en otras partes del cuerpo. Le tiraron a matar, en resumen.
Le quitaron la moto y el celular. La moto era su medio de trabajo. De ir a los ensayos, a los conciertos. Pero está vivo cuando las circunstancias apuntaban a lo contrario. Sin embargo esa momentánea «alegría» solo puede ser un método de resignación en este momento porque tenemos la oportunidad de seguir contando con el Longa, un baterista emblemático que ha pasado por varias de las principales bandas de rock y metal en Cuba, desde Garage H, Zeus, Pyra, hasta Extraño Corazón.
La violencia ha cobrado demasiadas víctimas. Aunque una sola es una cifra que no puede permitirse el país por razones lógicas. Por la familia, por las madres, por los hijos. Por el país.
La impunidad parece reinar a sus anchas y eso tiene que tener un final. Un cambio. En el caso de Longa le han quitado su forma de vida, la moto y el estado físico para tocar un instrumento tan exigente como lo es la batería.
Ahora en el tiempo de reposo agradecerá seguir respirando junto a sus amigos y su familia. Lo hermoso, si hay algo hermoso que se pueda mencionar en este caso, es el sentido de comunidad, los amigos de la escena que han ido a echarle una mano y a pedir ayuda para él.
El Longa, además, es un tipo tan noble que en ciertos momentos ha pasado por momentos y malos ratos dentro de la escena rockera que nunca debió haber conocido. Hoy contamos con el «renacimiento» del Longa, pero mañana otra muerte puede enlutar el país que ya exige duras medidas para que vuelva a recuperar al menos algún fragmento de la tranquilidad que tuvo alguna vez, que pueda parecerse en algo, aunque sea mínimamente, al país donde el Longa subía a los escenarios y donde comenzó a construir su propia historia, que en una madrugada pudo haber finalizado a golpes. Por una moto y un celular.