
SOLO A LA SENCILLEZ Y A LA HUMILDAD
Por Ileana Medina
Santa Cruz de Tenerife.- Mi vida es un proceso de progresiva des-intelectualización. Pasé de niña prodigio a promesa intelectual con una tesis de licenciatura en ciencias sociales que se publicó y me dijeron tenía la envergadura de una tesis de doctorado.
Empecé a hacer un doctorado y fui unos años profesora, cosa que se me da muy bien, pero a partir de ahí, no elegido conscientemente por mí, comenzó un proceso pudiéramos decir de desintelectualización que yo antes consideraba fracaso profesional.
Hoy en día, agradezco haber aprendido a mirar el mérito que tiene el agricultor y el jardinero, la que vende la fruta en el mercado, las que nos limpian los pisos y los baños que me dan ganas de abrazarlas y decirles «gracias, muchas gracias» cada vez que las veo.
Ante quien se ríe de las faltas de ortografía de alguien que en Cuba cría cerdos, me da por pensar: al menos tiene el valor de criar cerdos y comer, mucha gente que escribe bien se muere de hambre en ese país.
Me reverencio ante quien no se le caen los anillos, y hace cualquier tipo de trabajo para salir adelante o sacar a su familia adelante.
Admiro a las madres de muchos hijos, a quienes se quedan en casa cuidando a niños, enfermos o ancianos, a quienes hacen los trabajos que sostienen la vida.
Y muchas veces me dan grima los pseudoescritores o pseudointelectuales que sostienen teorías que jamás han puesto en práctica, que propagan ideologías de moda aunque sean contrarias a quienes le dan de comer, que se creen superiores y merecedores de subvenciones mientras navegan entre congresos y revistas que nadie lee y nadie entiende y se dan palmaditas en la espalda unos a otros.
Una bajada a la tierra. Hoy solo aspiro a la sencillez y la humildad, a la belleza y al buen trato cotidianos. De lo demás, me estoy retirando.
(Fue sin querer, pero me doy cuenta que es 8 de marzo. Dedicado a todas las mujeres que limpian nuestras mierdas, en todas partes del mundo).-