SOBRE LA EXCLUSIÓN
Por René Fidel González ()
Santiago de Cuba.- Los sistemas creados para garantizar la ausencia de igualdad política mediante la exclusión de los ciudadanos alcanzan su punto máximo de rendimiento cuando los excluidos no logran diferenciar la exclusión social de la exclusión política. O, si se quiere, cuando comprenden que ambas expresan una misma contradicción.
La regla de oro de un sistema construido para la exclusión remite a la necesidad de incluir económica y socialmente a la mayor cantidad posible de individuos de forma material y simbólica para poder desactivar, cultural y prácticamente, la igualdad política.
Discriminar, excluir, perseguir y castigar a una minoría es, a un mismo tiempo, un esfuerzo de creación identitaria como mayoría ficticia de los que son despojados de la igualdad política, una condición del éxito de la exclusión y un límite crítico para el sistema.

Es muy probable que muchos síntomas de lo irreversible y actual de ese proceso se evidencien en algunos de los subsistemas más importantes del sistema político de la exclusión.
Particularmente desde subsistemas institucionales, académicos e intelectuales, que como estructuras funcionan como valiosas agencias de la exclusión, la proyección del cambio político de la sociedad que en definitiva expresa este proceso es, aunque en principio gradual e intermitentemente, cada vez más importante.