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SOBRE LA COHERENCIA POLÍTICA
Por René Fidel González ()
Santiago de Cuba.- Hay un acumulado cultural y una secuencia histórica de actos y actitudes, un estereotipo de institucionalización, ejercicio y conservación del poder que nos ha privado y priva sistemáticamente en política de ver lo más noble de nosotros, y sobre todo, de ser coherentes con ello todo el tiempo y con todos.
Un paradigma de praxis política que ha alimentado y premiado la cobardía y el oportunismo a despecho de los ideales de los que nació e incluso promovió durante mucho tiempo, que nos prefirió obedientes e incondicionales, que enalteció públicamente la mezquindad como una lógica plausible y honorable cada vez que lo necesitó, que entronizó al odio, el desprecio y la indiferencia como recursos válidos para excluir y perseguir, que alejó, hizo irreconocible o peligrosa para nosotros la decencia cuando la decencia – o ser decente – le era adversa.
Preciso es derrotar todo esto desde nosotros y nuestras prácticas y valores.
Aunque pocos lo crean, hay muchos cubanos que dentro y fuera de Cuba ven con repugnancia pero sobre todo con dolor, como muchos de nosotros hacemos o profesamos, sin dificultad alguna y a la menor oportunidad o pretexto, lo mismo que nos hace daño, decimos detestar y declaramos inaceptable.
Frecuentemente, cuando esto ocurre, cuesta mucho trabajo reconocerse en lo que se adversa. Todo espejo es siempre una trampa que lo que creemos ser le tiende a lo que aspiramos ser.
Una alternativa política no es, ni nunca será, optar por lo mismo que oprime y lastima, por lo que comparte y admira lo mismo en esencia y métodos. Una alternativa política es siempre aquella que es capaz de ofrecer y honrar el compromiso de lo que es, precisamente, para ser distinto.
Ofrecer y tratar de alcanzar la alternativa a lo que no queremos se repita nunca más en nuestra única vida es, fundamentalmente, optar por ser mejores.
Nadie avanza, al menos racionalmente, hacia el mismo lugar del que huye.
Para triunfar no basta con decir en lo que se cree, hace falta además ser coherentes con ello.
